Tegucigalpa, Honduras.- La Selección Mexicana nunca pasa desapercibida cuando le toca estar en territorio catracho. La más grande rivalidad de Honduras en la Concacaf genera grandes expectativas en todo el país centroamericano y aunque el recibimiento duro y hostil es cosa del pasado. Al menos esa fue la sensación en la capital, es una realidad que el Tricolor genera alboroto.

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El equipo de todos llegó anoche a la sede de su próximo partido ante La H. Esta vez no fue en San Pedro Sula. Si no que Tegucigalpa le dio la bienvenida después de 30 años entre un clima lluvioso y un caos de tráfico que retrasó su llegada al hotel de concentración.

Fue en punto de las siete de la tarde cuando el combinado tricolor hizo su arribo a Honduras después de casi dos horas de vuelo desde Toluca. Exactamente en el municipio de Comayagua en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad, a aproximadamente 80 kilómetros y una hora del hotel de concentración. La espera fue un poco larga para todos los que se congregaron en su arribo.

Desde aficionados que hicieron un largo viaje desde nuestro país como Ismael quien llegó desde Jerez, Zacatecas para apoyar de manera incondicional. Llevaban el tradicional Jersey en color verde, la bandera con los tres colores tan representativos. Los sombreros de charro y hasta los gorros de los equipos más importantes de la Liga MX. América y Chivas estuvieron presentes con dos aficionadas que llevaron con orgullo los colores de sus equipos.

La prensa hondureña estuvo en su totalidad en este suceso y no dejó pasar la oportunidad de cubrir la llegada del todavía gigante de la zona y uno de sus más grandes sinodales en la historia. Los medios de comunicación mexicanos, en menor medida, también estuvieron presentes, entre ellos el Diario de los Deportistas que no faltó a la cita por el primer paso a la Copa América 2024.

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Después de una larga espera, el camión con los integrantes aztecas hizo su aparición. La locura se hizo realidad en un tramo de 10 metros donde hubo una gran cercanía. De inmediato comenzaron los gritos y la emoción desbordada, aunque los primeros en bajar fueron el director deportivo Duilio Davino y el director técnico Jaime Lozano junto a su grupo de trabajo.

Después fue el desfile de los jugadores. Ángel Malagón, César Montes, Luis Chávez y Johan Vázquez fueron los primeros. La emoción fue más cuando Santiago Giménez bajó del autobús. El delantero del Feyenoord fue reconocido y las aficionadaa se aventaron para conseguir una fotografía o una firma en su bandera. El Bebote aceptó gustoso. En ese momento, otros futbolistas como Raúl Jiménez, César Huerta y sobre todo Julián Quiñones aprovecharon el momento para acelerar su paso y no ser detenidos.

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El portero Guillermo Ochoa también fue de los más requerido. El guardián de la Salernitana, con todo y el cansancio del viaje, respetó el esfuerzo de varios de sus compatriotas por ir a recibirlos y también tuvo algunos segundos de convivencia con los suyos. Así terminó todo

Fueron unos pocos minutos de locura por el tricolor en Tegucigalpa, Honduras. La Selección Mexicana llegó para dar un golpe de autoridad en Honduras y tratar de llevarse una ventaja de suelo catracho, en búsqueda de un boleto a la Copa América 2024. Todo fue incondicional.