Lo que pintaba como una fiesta terminó siendo una tragedia. A los 38 años, Megan Rapinoe colgó los botines de la manera menos deseada posible, con una lesión. Tras una carrera llena de glorias, el final de la misma sufrió una mala pasada por parte del destino. La campeona del mundo defendió los colores de su equipo al menos un par de minutos por última vez en la final de la liga estadounidense, la NWSL. Misma que acabaron perdiendo por dos goles a uno ante el Gotham FC de Nueva Jersey.

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Rapinoe saltó a la cancha con la intención de borrar aquel oscuro capítulo en su último partido con su selección nacional en el cual erró el penalti decisivo que dejó fuera a Estados Unidos de la Copa del Mundo de Australia-Nueva Zelanda. Para su desgracia, fue ella misma quien se lesionó durante los primeros instantes.

Al partido no le había sucedido algo destacado, un par de toques al balón tuvo antes de caer al césped. La presión alta de su equipo la llevó a resbalar en un pique, de inmediato la risa nerviosa se apoderó de su rostro, supo desde el inicio que abandonar el partido era inminente.

Las asistencias médicas ingresaron y Megan salió apoyada en ellos, el Gotham FC de Nueva Jersey le entregó una última ovación mientras se dirigía a la banca, aunque con notoria decepción. La estrella norteamericana observó desde la banca como Lynn Williams adelantó al Gotham. Rosa Lavelle empató las acciones y la sonrisa le regresó tan sólo cinco minutos después de que el marcador se abrió.

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El descuento de la primera mitad vio como Esther González le devolvió la ventaja al conjunto de Juan Carlos Amorós. Rapinoe triunfó con el Olympique Lyonnais, con la Selección de los Estados Unidos, pero en la NWSL se marchó en blanco, el adiós fue amargo.