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12, septiembre 2023 - 20:07

┃ José Ángel Rueda

Memo Ochoa se comió tres goles empate ante Uzbekistán en partido amistoso. Foto: Mexsport

Memo Ochoa regaló la victoria. Rebotes, errores y un final frenético. México y Uzbekistán igualaron 3-3 en Atlanta en un partido que careció de futbol, pero no de emociones. El cuadro mexicano tuvo como gran figura a Raúl Jiménez, quien se despachó con un doblete. Y finalmente pudo marcar en jugada desde la fractura que sufrió, y no desde el manchón penal.

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No fue una Fecha FIFA sencilla para México. Víctima de sus desatenciones, el equipo del Jimmy Lozano se acostumbró a ir contracorriente y construyó su futbol desde la desesperación, algo poco recomendable.

El cuadro mexicano, con múltiples cambios respecto al partido pasado, buscó imponer sus formas ante Uzbekistán. El problema es que en su marcada posesión del balón rara vez encuentra profundidad y las pérdidas suelen ser letales, porque lo toman adelantado.

El cuadro asiático cumplió con la regla y en su primera llegada de peligro logró abrir el marcador. Al minuto 18, tras un centro por parte Turgunboev por la derecha que encontró a Abdikolikov en el limbo que supuso la marca de Sepúlveda y Kevin Álvarez. El atacante se levantó y con relativa facilidad remató de cabeza para vencer a Memo Ochoa con un balón que se coló en el ángulo.

México intentó responder pronto y apenas tres minutos después igualó las acciones. En una jugaba que contó con su dosis de suerte luego de que el Piojo rematara mordido y dejara el balón a merced de Raúl, quien marcó con un disparo cruzado.

Cuando daba la impresión de que el gol abriría los caminos para la selección mexicana, el partido se volvió trabado y México careció de profundidad. Raúl Jiménez logró combinarse bien en el ataque, en ese juego asociativo que tanto domina, pero ni Huerta ni Alvarado lograron aprovechar los espacios.

Como suele ser costumbre, México pagó cara la monotonía de su juego y una pérdida del Lobo en el mediocampo desencadenó la jugada del gol uzbeko. Fue un contragolpe fugaz, bien ejecutado, con su diagonal retrasada por parte de Shukurov y balón que surcó el área ante el poco tino y anticipación de la zaga. La pelota le llegó plena a Turgunboev, en una de esas bolas que tanto se entrenan, en movimiento y en la frontal del área, para mandarla de zurda a la base del palo derecho de Ochoa, convertido en espectador.

LOS CAMBIOS QUE MANDO JAIME LOZANO FUNCIONARON

Jaime Lozano buscó revolucionar al equipo con los cambios y le metió vértigo, con Cortizo y Antuna. El conjunto uzbeko batalló para competir en lo físico y de a poco México encontró los espacios, pero no la claridad. Cuando el partido se acababa, y el técnico había probado con dos delanteros, tras darle entrada a Santi, México encontró respuestas en el tino de Raúl.

El mexicano interceptó un balón y la mandó a guardar con un disparo picado. Ya en los minutos finales, Antuna también la mandó al fondo tras una serie de rebotes, en un gol más por agallas, que por futbol y que parecía ser el de la victoria. Acorde a la locura del partido, Shukurov marcó de tiro libre para empatar el partido, con complicidad de Memo Ochoa.

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