Las Águilas fueron citadas como siempre en el Nido, todo corrió con normalidad hasta las 10:12 de la mañana. Las puertas principales del club se abrieron de par en par. La visita inesperada de Emilio Azcárraga a Coapa sacudió todo el recinto del América. En su camioneta y junto a toda la gente que lo protege, el dueño del club entró con el ánimo que lo caracteriza.

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Emilio estacionó su vehículo y bajó con tranquilidad rumbo a la zona de vestidores. Algunos jugadores ya habían saltado al terreno de juego y fueron llamados de inmediato para estar con la cabeza americanista.

André Jardine, su cuerpo técnico, los jugadores y la presidencia encabezada por Santiago Baños y Héctor González Iñárritu, recibieron al patrón todavía dolidos con lo sucedido en la Leagues Cup. La charla con Azcárraga fue corta, durante unos 20 minutos, todo el club se quedó silenciado mientras la única voz de mando charlaba y regañaba a los presentes. El mensaje fue claro, la 14 debe de ser una realidad. Después de la plática, que terminó por tener tintes de motivación, los jugadores y el staff salieron a la cancha a comenzar con su día.

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El dueño se quedó, todavía, 40 minutos más, en los que continuó con las pláticas con las cabezas de la escuadra azulcrema. Sin mucho más que decirles, Azcárraga salió, abordó su camioneta y salió por la puerta trasera del club para que nadie le pidiera autógrafos.

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Su presencia podrís significar el aliciente que necesitaban las Águilas para comenzar un vuelo constante, una de las cosas que les ha faltado a lo largo de la temporada, en la que se ubican como doceavo de la tabla, aunque sólo con dos partidos disputados, pues el encuentro ante Querétaro de la segunda fecha fue aplazado por el mal estado de la cancha del estadio Corregidora.