Henry Martín visitó una tienda patrocinadora de telefonía de la Selección Mexicana al norte de la CDMX y lo que parecía podría ser un gran ambiente para conocer al futbolista de las Águilas, terminó en desorden, desorganización y hasta un posible portazo, que afortunadamente no terminó en algo peor y con consecuencias mayores. Al ser uno de los ídolos americanistas más grandes de la actualidad provocó un caos imparable.

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Una larga fila, un sinfín de aficionados desesperados y un tumulto pocas veces visto en la Plaza Town Center el Rosario. Contados fueron los afortunados en llevarse la fotografía, video y firma del jugador azulcrema, pero la mayoría se fue decepcionada, a pesar de que esperó por horas esa convivencia de algunos segundos con su ídolo.

Con la playera de la Selección Mexicana, con la de América, incluso con la de Xolos de Tijuana y algunos con otras como las de Cruz Azul y Pumas. Nadie quiso perderse el momento. Para acceder a la firma de autógrafos se entregaba una pulsera con previo registro y solamente 250 personas pudieron ingresar, pero más de esa cantidad se quedó afuera y con las ganas.

En algún momento llegó el caos. Todos los asistentes buscaron la forma para ingresar desde nuevas pulseras, se formaron, esperaron en la entrada, gritaron “Henry, Henry”, pero nada les funcionó. Con esa desesperación, los aficionados quisieron ingresar a la fuerza, varios elementos de seguridad se integraron y no cumplieron su cometido.

La convivencia duro aproximadamente dos horas, al ver el intento fallido y que Henry Martín se había retirado, los asistentes poco a poco se dispersaron.

Eso fue lo que género el delantero mexicano. El nuevo ídolo nacional. Todos quisieron verlo de cerca, pero sólo algunos corrieron con suerte.

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