El guion parecía trazado. Lionel Messi apareció en los últimos minutos del partido para darle el triunfo al Inter Miami frente al Cruz Azul. Fue un libreto que lo colocó como protagonista, de aquellos que vienen desde el banquillo para cambiar el rumbo de un partido, así como tanto les gusta a los cinéfilos norteamericanos.

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Los reflectores estaban con el argentino desde que bajó del autobús. Y es que no importaba lo que hiciera, todo era noticia. Verlo en el terreno de juego o en plática intensa con Sergio Busquets, era pretexto perfecto para hacerle una reflexión. Gerardo Martino pareció el villano de la trama en un inicio.

Prefirió dejarlo en el banquillo ante la estricta mirada de legendarios deportistas como Serena Williams, LeBron James y el propietario del equipo David Beckham.

Messi hizo lo que pocos. Llevó a Becky G, Marc Anthony y hasta Kim Kardashian a un estadio, nadie se quiso perder de los primeros minutos del hombre que promete cambiar la historia de la MLS para siempre.

El juego se desarrolló como cualquier otro. Las constantes fallas de Diber Cambindo aburrieron a las cámaras de televisión, que enfocaban al 10 cada que se movía, parpadeaba o incluso tomaba agua, ni siquiera una de las escuadras grandes de México le quitó reflectores. Leo se llevó el partido sin siquiera entrar al terreno de juego.

El primer lapso terminaba, cuando Taylor adelantó a los locales. Parecía que eso mermaría de minutos a Messi. Sin mucho qué arriesgar, el Tata no estaba obligado a meterlo, pero antes de tomarlo con nerviosismo o molestia, el pampero decidió levantarse para ir al vestidor cuando el silbante decretó el fin de los primeros 45 minutos.

El complemento vio a Leo levantarse cuando todo se reanudo. Nadie vio el juego cuando Messi se acercó a platicar con Martino. La emoción fue completa cuando se quitó las prendas de calentamiento y las sustituyó con el jersey del equipo local. El minuto 53 con 14 segundos quedó en la historia. Messi disputó sus primeros minutos como jugador del Inter Miami.

Messi tuvo un debut distinto con el Inter Miami

Todo fue diferente a la forma en la que arrancó con FC Barcelona, PSG o la Selección Argentina, esta última con una roja apenas a los 54 segundos. Leo tomó el esférico y repartió el balón a sus compañeros, claramente a otro ritmo, además de que no tuvieron la misma calidad en los pies.

El empate de Uriel Antuna no significó la pérdida de la esperanza en busca de un triunfo. Messi supo que su participación tenía que quedar marcada por lo mucho que la gente le demostró en la grada. Además, los invitados no se querían perder del momento en el que Messi tuvo la oportunidad de tirar a gol.

En dos ocasiones, la defensa cruzazulina le cortó el sueño, aunque fue en una falta cerca del área, donde los intentos azules se quedaron lejos del guion que se escribió para el debut del sudamericano.

Una falta, en el final del encuentro, le abrió la puerta al triunfal debut. “La Pulga” enfiló, se tomó la nariz y hasta se acomodó el cuello de la playera. Su calidad se notó desde que acomodó el esférico. Los celulares se levantaron al escuchar el pitido. El impulso fue corto, aunque correcto. Messi colgó el balón en el ángulo para que Miami gritara un gol como nunca antes lo hizo.

Leo corrió hacia la grada, celebró con sus nuevos hinchas y en cuanto pudo, se acercó a abrazar a sus hijos, algo que ni en su mejor época pudo hacer. El sueño se concretó. Messi debutó con gol y triunfo, en un libreto que fue escrito para que brillara en la que siempre será recordada como su noche en la Florida.

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