Los mismos Pumas que se encargaron de dar un golpe en la mesa cuando remontaron a Tijuana la fecha anterior, fueron los mismos que tiraron por la borda las expectativas cuando no pudieron vencer. Mazatlán en el Estadio Olímpico Universitario, tras la igualada sin goles.

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Los aficionados de Pumas pueden jactarse de, tal vez, ser la menos correspondida en toda la Liga MX. Cada quince días hacen retumbar el inmueble de CU con sus goyas, muestran su cariño al plantel de turno por redes sociales y por supuesto, se ilusionan sin importar que lo normal es que no sirva de nada.

Es un círculo vicioso, pero en esta ocasión el equipo de Antonio Mohamed ilusiona hasta al más reacio, al que ya está harto de las promesas y vivir de la identidad. En gran parte es gracias a la presencia del historial ganador del “Turco”. Pero también por la reforzada plantilla del Apertura 2023 que tuvo su primer juego en casa contra Mazatlán.

Lo hecho por los felinos en la remontada contra Xolos generaron expectativas para su primer juego en casa. La afición llenó casi tres cuartos de su casa, afinó las gargantas y cantó con toda la euforia durante los primeros minutos. Hasta que se percataron que el encanto duró hasta el minuto 10.

Los Pumas intentaron, lucharon, pelearon pero no llegó el gol y tampoco el espectáculo. Los gritos desde las gradas fueron sustituidos por algunos bostezos y las tradicionales mentadas de madre para todos, pero en específico para el arbitro.

Tuvieron que llegar dos jugadas de peligro por parte de los visitantes. Una de ellas un mano a mano bien resuelto por Julio González, para que tanto aficionados como jugadores felinos espabilaran. Y lo hicieron con un cabezazo de Juan Dinenno directo al ángulo, que alcanzó a rechazar Hugo González.

El complemento fue poco más de lo mismo. Pumas se acercó un par de ocasiones con más garra que fútbol, y la más clara la desperdició César Huerta, al mandar su tiro por las gradas.

Mazatlán, otra vez, estuvo más cerca con un tiro de Alan Medina que detuvo González y un penal a favor que el VAR se encargó de desechar.

Los Cañoneros se quedaron con 10 tras la expulsión de Jaír Díaz y los Pumas intentaron de aprovechar el momento al debutar a Gabriel Fernandez. Pero el marcador nunca se abrió.

Hugo González se encargó de consumir los siete minutos de agregado. Tras dos apariciones del grito homofóbico a su nombre y la nula capacidad universitaria para atacar, el juego finalizó con un soso empate sin goles.

En un abrir y cerrar de ojos, la afición pasó de sentir que estaban para una final, a regresar a los tiempos de Rafael Puente en el banquillo.

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