8 de junio de 2014, Semifinales de la Copa del Mundo 2014, Brasil y Alemania se enfrentaban en lo que pintaba como una final adelantada, la expectativa por ver a los anfitriones enfrentar a una selección como la alemana estaba por los cielos. Nadie pensó la forma en la que finalizó este encuentro.

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La anfitriona Brasil había superado a Chile y Colombia para llegar a la antesala del partido más importante de todos, por su parte, Alemania se encargó de eliminar a Argelia y Francia, el camino hizo que se cruzara el país organizador y uno de los favoritos para llevarse la Copa del Mundo.

Previo al juego, la pentacampeona del Mundo perdió a Neymar Jr por una lesión, mientras que Alemania llegaba con su plantel de lujo a la cita, a pesar de la sensible baja, los cariocas mantenían la ilusión por llegar a la gran final y coronarse en su casa.

El ambiente era espectacular

El recinto elegido fue Estadio Mineirão, el ambiente era incomparable, las gradas estaban pintadas de amarillo. Nadie estaba preparado para lo que estaba por suceder.

Apenas pasaron 11 minutos para que los visitantes abrieran el marcador, Thomas Müller remató el centro milimétrico de Toni Kroos, a pesar de estar en desventaja, la afición no dejaba de alentar, sin embargo el Estadio entero quedó silenciado en el minuto 23, cuando Miroslav Klose después de un rebote puso el 2-0 en el marcador, ese gol representaría un golpe a los cariocas, pues el tanto del delantero alemán lo colocó en solitario como el máximo goleador en la historia de los Mundiales, récord que precisamente le pertenecía a Ronaldo ‘El Fenómeno’ quien anotó 15 goles en cuatro mundiales.

Alemania no permitió que Brasil reaccionará y tan solo un minuto después cayó el tercero, cortesía de Toni Kroos, el ímpetu teutón había líquido a la ‘Scratch do Ouro’ apenas a los 24 minutos.

No hubo respiro, ‘Die Mannschaft’ pusó el cuarto al minuto 26, una vez más Toni Kroos marcó y tres minutos después, Sami Khedira completó ‘La Manita’ alemana.

Para este punto, el Estadio Mineirão estaba en un silenció absoluto, la fiesta se convirtió en un funeral, el primer tiempo se terminó y los rostros de los jugadores brasileños, demostraba que ni siquiera ellos sabían como es que se encontraban cinco goles abajo en el marcador.

El segundo tiempo terminó por ver la caída brasileña

Los bávaros bajaron las revoluciones y se dedicaron a proteger el resultado, el cual, estaba siendo histórico. Joachim Löw decidió sustituir al máximo goleador en la historia de los Mundiales, para darle entrada a un joven André Schürrle, que se encargó de agregar los últimos dos goles, al minuto 69 y al 79. Siete a cero, ante la anfitriona, la selección que tenía un Estadio y un país entero de su lado, el rostro de los jugadores cariocas ante la vergüenza y decepción por no acceder a la final de la Copa del Mundo reflejaba la tristeza.

Poco antes del silbatazo final, Oscar se encargó de ‘decorar’ el marcador y venció a un Manuel Neuer que, a pesar de lo holgado del resultado, no ocultó su furia y reclamó a sus compañeros por la floja cobertura que aplicaron sobre el jugador con el dorsal ’11’.

El encuentro terminó, David Luiz de inmediato comenzó a rezar, la alegría alemana por nuevamente acceder a una final, venciendo a la selección que ocho años atrás los había derrotado en Corea-Japón 2002 para convertirse en pentacampeona del Mundo.

Después del partido, Alemania y Brasil tuvieron realidades muy distintas

Brasil no pudo reponerse anímicamente del resultado y perdió el partido por el tercer lugar ante Países Bajos, por otra parte, Alemania venció a Argentina en la final, con un solitario gol de Mario Götze para bordar la cuarta estrella en su conjunto.

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