La pasión por la patineta llegó a muy temprana edad para Santino. Desde sus cuatro años, comenzó a mostrar que las ruedas y la tabla eran lo suyo. Su madre, Carolina, le mostró la euforia por el skate que comenzó a ser Olímpico desde Tokio 2020.

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“Hola, yo soy Santino, tengo seis años y los invito a patinar”, dice el pequeño listo para dar un recital de piruetas en el Skate Park en Chapultepec, donde le gusta ir a rodar con su peculiar estilo. La playera de Cannibal Corpse, sólo redondea su casco al estilo mohicano que lo protege.

“Santino es un niño que da mucha ternura y tiene tanto amor que me encantaría protegerlo siempre”, dijo su madre, quien los ayuda y motiva cuando los trucos no salen de la mejor forma.

El propio infante recordó cómo inició con su aventura en cuatro ruedas. “Desde pequeño empezaba a patinar, haz de cuenta que yo estaba pequeño, hacía trucos y ya después empecé a patinar mucho más. Unos me salen, algunos no me salen”.

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La velocidad es parte de su vida. Con la patineta como gran acompañante, su progenitora sabe las características de su retoño. “Santino, como él lo dice desde que tenía pañal, ha sido un niño inquieto, con un equilibrio increíble, una energía explosiva y el corazón más bello. Es un niño muy tierno, es muy extrovertido, es muy determinante, si no lo quiere hacer, no lo va hacer, es parte de su personalidad”, describió.

SANTINO AMA A LA BANDA LLAMADA PANTERA

El metal, rock y punk corren por sus venas desde pequeño. “Mi grupo favorito es Pantera”, dijo. “La canción favorita es Walk”, agregó el talentoso pequeño que vive para patinar junto a sus protecciones y medio de transporte. “Mi casco me lo trajeron los Reyes hace mucho, cuando yo era bebé. Mi patineta es de un grupo que me gusta mucho, la veo y me encanta”, afirmó Santino.

LA MADRE DE SANTINO LO VE COMPITIENDO EN EL SKATE EN JUEGOS OLÍMPICOS

Carolina tiene el objetivo muy claro, tal vez ni siquiera pasa por su cabeza que su hijo podría llegar a unos Juegos Olímpicos, lo más importante para ella es la felicidad de una de las personas más importantes de su vida. “Estamos tratando de educar a un niño que se sienta libre para que escoja lo que quiera hacer y que sea feliz, pero siempre con sus límites, queremos que crezca en un ambiente de amor y de respeto y él pueda dar lo mismo allá fuera. Que cuide, respete y ame a los que se le crucen en su camino. Podría llenarte ésta entrevistas de elogios a Santino, pero pues también es un niño normal, que llora, se enoja, etcétera, lo amamos y lo que más queremos es que sea feliz”, cerró su madre, orgullosa de que sea un día del niño diferente para su hijo.

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Él es Santino, un pequeño que tiene en su mente al skate como una forma de vida y que podría llevarlo a ser un representante del deporte urbano para México más adelante. Las ruedas, el tiempo y su pasión por las tablas decidirán hasta donde llegará. Por lo pronto, patina por diversión y con un toque de rock, vive su infancia a toda velocidad.

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