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24, abril 2023 - 21:00

┃ José Ángel Rueda

Aaron Rodgers es uno de los qbs más exitosos de la NFL, también de los mñás polémicos. FOTO: REUTERS

En todo libreto de jugadas, existe una reservada para los momentos de la más absoluta desesperación, el Ave María, como el último recurso, para que la fe logre lo que nadie ha podido. La llamada milagrosa permanece a la espera de que alguien recurra a ella, un último pase que recorra las yardas que faltan. La idea resulta simple, lo difícil es encontrar un brazo que la ejecute, salvo que el hombre que esté en el emparrillado se llame Aaron Rodgers.

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Por años, el mariscal de campo ha tenido reservado el don de los últimos segundos, ese instante donde el tiempo corre según la necesidad. Rodgers acumuló una colección de milagros que le permitieron convertirse en leyenda, ese quarterback al cual recurrir en los momentos de apremio, como el máximo reconocimiento a su talento.

El tiempo, sin embargo, ese que antes fue su aliado, terminó por jugarle en contra, y esos milagros a los que daba vida en la temporada regular de pronto se convirtieron en desgracia, al vértigo de los playoffs, como un tributo que tuviera que pagar por todos aquellos favores que el destino le había proferido. Si para lo bueno no había explicación, para lo malo tampoco.

¿ES AARON RODGERS EL MÁS TALENTOSO?

Aaron Rordgers llegó a la NFL como la selección 24 del Draft del 2005. A medida que pasaban los turnos y su nombre permanecía en el anonimato, las cámaras enfocaban el gesto, plagado de desilusión. Como buen californiano, el mariscal de campo tenía la ilusión de triunfar en los 49ers, equipo al que apoyaba de chico, en cambio llegó a los Packers, en el frío de Wisconsin, a aprender de la leyenda de Brett Favre.

Tardó tiempo, Rodgers, en ganarse la confianza del coach Mike McCarthy, pero cuando lo hizo ya no hubo vuelta atrás. Para la temporada 2008 ya era el quarterback titular y a pesar de terminar con récord perdedor, no había dudas sobre su talento, suficiente para convertirse en la cara de la franquicia.
Protagonista de un estilo peculiar, lejos de la prisa que suele caracterizar a los hombres que deben lanzar el ovoide en cuestión de segundos, la rara calma proyectada le daban cierto aire de superioridad, como si tuviera todo controlado. Dentro de la bolsa sorprendía con sus pases certeros, fuera de ella, era su capacidad para encontrar soluciones lo que cautivaba. Estuviera bien, o hasta lesionado. Hay quien dice que si se habla de talento, exclusivamente, no ha habido nadie como él.

El mariscal de campo ganó su primer Super Bowl en la temporada 2010, tras vencer a una franquicia histórica como los Steelers de Ben Roethlisberger. Nada hacía pensar que aquel no sería el primero, sino el único, hasta ahora, de una carrera que estaba por condenarse a lo inexplicable.

Después de aquel campeonato, Rodgers siguió acrecentando su estadística. El mariscal de campo lanzaba touchdowns con la misma brillantez con la que evitaba los errores. Su producción le permitió ganar cuatro distinciones como el Jugador Más Valioso, pero nunca un nuevo anillo.

RODGERS, VÍCTIMA DE SU PERSONALIDAD

Hay quien dice que la malaria en los Packers en la postemporada y el hecho de no poder ganar un nuevo Super Bowl se debió a su personalidad. El quarterback fue capaz de llevar a su equipo a cuatro finales de conferencia sin poder ganar ninguna. La colección de derrotas abarcan todas las posibilidades, desde la más inmerecida hasta la más incuestionable.

Al paso de los años, Rodgers fue víctima de su propio personaje. Nunca pareció importarle demasiado lo que ocurría con su entorno. Dentro del emparrillado se le cuestionaba su liderazgo, y lo duro que era con los novatos que mostraban cierta debilidad. Desde su posición fue capaz de potenciar las carreras de receptores hasta entonces desconocidos, pero también de enterrarlas. Su relación con los coaches tampoco fue fácil, como si ni Mike McCarthy ni Matt LaFleur fueran suficientes para comprender su genio.

Conductor de Jeopardy, inexperto bebedor de cerveza, consumidor confeso de ayahuasca, contreras, protagonista de historias de encuentros y desencuentros durante las temporadas bajas, multimillonario, antivacunas, impertinente, mejor amigo de Pat McCafee, un fuera de serie, un valiente, futuro miembro del Salón de la Fama, próximo quarterback de los Jets de Nueva York, casi cuarentón. Todo eso y más es Aaron Rordgers.

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