Si alguien lo plática no es creíble, lo que sucedió en el Harp Helú este viernes quedará en la historia. Tigres estaba arriba 10-0 hasta la sexta entrada, el triunfo estaba cantado, pero el Diamante de Fuego ardió a todo lo que dio a partir de la fatídica y vino la épica remontada de los Diablos Rojos que con un Grand Slam ejecutado por Japhet Amador en la novena concretó la remontada del recuerdo para el 12-10 final.

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El Rey de los Deportes dio una muestra de que nada está escrito hasta que se juegan las nueve entradas, la mayoría de la afición escarlata nunca dejó de empujar pese al mal inicio del partido con un dubitativo abridor Edgar Torres, quien ya tenía el 3-0 en contra con el sencillo de Dalton Combs que remolcó a Antonio Monroy y Olmo Rosario.

Después Lázaro Hernández impactó un doblete para que Combs llegara a la registradora. En el segundo rollo, los quintanarroenses ampliaron la diferencia gracias a que Manuel Orduño pegó un triple y empujó a Ángel Erro a home para el 4-0.

En el siguiente episodio sí hubo quinta mala para que Torres dejara el montículo y llegara Jio Orozco. Wilson firmó un imparable y Combs anotó. Orozco comenzó frío en la lomita, eso se notó cuando apenas en su segundo lanzamiento Erro le mandó la bola hasta las gradas para un jonrón de tres rayitas. Un 8-0 ya de escándalo.

Luego de controlar la ofensiva de los Tigres en dos episodios, en la sexta, el histórico Arturo López, quien cumplió mil innings lanzados con los escarlatas, sufrió con Wilson, quien impactó un sencillo productor que permitió las carreras de Rodríguez y Combs, lo que significó el 10-0. En la fatídica, la ofensiva de los Diablos despertó de manera notable a tal grado que la humillación se desvaneció y llegó la remontada.

El joven Brayan Muñoz concedió par de carreras con Julián Ornelas como protagonista, pues con su doblete impulsó a Jesús Fabela y luego piso home tras el batazo de Japhet Amador para el 10-2. En la octava, el México consiguió un rally de cinco carreras, dos con sencillo de Fabela en beneficio de Gutiérrez y Ávila, luego fue una de caballito con la casa llena por parte de Flores tras el pasaporte a Amador, finalmente un doblete de Gamboa impulsó a Ornelas y Flores.

Sin rendirse los de casa, en la novena, Sepúlveda remolcó a Gutiérrez, el sueño estaba intacto, todos le fueron conectando a Wendell Floranus hasta llenar las bases y con dos outs y dos strikes en la cuenta Amador se voló la barda para el Grand Slam que reventó el Harp Helú. Ávila, Sepúlveda y Flores sellaron el 12-10 de alarido.