A marchas forzadas y con la consigna de que en la carrera no exista otro inconveniente que afecte a Checo Pérez, ingenieros y mecánicos del equipo Red Bull se encuentran a la tarea de investigar lo sucedido con el monoplaza del mexicano, quien sufrió en la clasificación y deberá arrancar desde el fondo de la parrilla en la carrera del Gran Premio de Australia.

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El jefe del equipo austriaco, Chris Horner, lamentó lo ocurrido con el tapatío cuando todo parecía indicar que, incluso, sería el rival a vencer para el neerlandés Max Verstappen, quien se apoderó de la pole position.

“Nunca se recuperó realmente de la tercera práctica y luego en la vuelta (de la Q1), que nunca iba a ser una vuelta importante, desafortunadamente bloqueó y se salió. Se lo vio frenar un par de veces, bloquearse y salirse. Estamos comprobando todos los datos para ver si hay algo en la gestión del motor que haya contribuido a ello e intentando asegurarnos de que, si hay algo, no lo haya (durante la carrera).

La confianza es crucial y hasta ahora se ha mostrado muy fuerte. Ha sido una sesión horrible”, comentó Horner tras la prueba de clasificación.

Por su lado, Max Verstappen, aunque se trata de su compañero, ve complicado que Pérez Mendoza tenga una reacción destacada en la carrera debido a que en el trazado de Albert Park son muy difíciles los rebases más allá de que exista una zona extra de DRS.

“No lo sé. Creo que esta pista es un poco complicada para adelantar, pero esa zona de DRS extra ayudará, seguro. Pero, de nuevo, es muy difícil de decir. Depende también del ritmo de los demás coches en la carrera, de si tienen degradación de neumáticos

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