MESA (EU) (dpa).- El estadounidense Michael Phelps, el deportista con más medallas olímpicas de la historia, regresa a la piscina por segunda vez. A partir de mañana competirá en el Grand Prix de Mesa, Arizona, el mismo escenario en el que hace un año hizo su primer retorno.
Pero esta vez es diferente. El año pasado regresaba tras poner fin a su prematuro retiro tras los Juegos de Londres 2012 y la expectación era tan alta como la alegría.
Ahora, el nadador de 29 años llega tras recibir una condena de 18 meses de libertad condicional por conducir bajo los efectos del alcohol y una suspensión de seis meses de la Federación Estadounidense de Natación recién concluida. Entre medio, una terapia de desintoxicación de seis semanas en una clínica en Arizona.
“Uno de los peores momentos que he vivido”, afirmó Phelps, que el 30 de septiembre del año pasado fue detenido en su Baltimore natal por conducir con exceso de velocidad y no superar el test de alcohol en sangre. No era su primer delito, ya que en 2004 también fue castigado con 18 meses de libertad condicional por hechos similares.
El juez Nathan Braverman fue claro en su sentencia en diciembre. “Si no comprende el mensaje o lo olvida sólo quedará una opción: la prisión”.
El entrenador de Phelps, Bob Bowman, asegura que su pupilo es ahora “otra persona” que “ha tomado decisiones efectivas en su vida”.
Se refiere quizás a que se ha alejado de la vida pública y se ha comprometido con su novia, Nicole Johnson. Sólo en Twitter o Instagram se le ha podido ver en todos estos meses de reclusión que concluyen mañana.
Phelps participará en Mesa en las pruebas de 100 metros mariposa, 100 espalda, 100 libres, 400 libres y 200 estilos. En las cinco se enfrentará con su rival y amigo Ryan Lochte.