Este fin de semana se disputará en el estadio Azteca el duelo más apasionante de la Liga MX: el Clásico de Clásicos, un partido que es protagonizado por el América y las Chivas, además de estar lleno de historia y tradición, una rivalidad que se cocinó durante varias décadas de la historia del futbol nacional.

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Las primeras ocasiones que América y Chivas se encontraron en el terreno de juego fue en 1926, cuando el cuadro capitalino hizo una gira por Guadalajara y jugó tres partidos en contra del Rebaño Sagrado.

Por aquellos años, el América era un conjunto que había tenido éxito en las ligas colegiales y que recibió la invitación, por su popularidad, a la Liga Mayor. El saldo de aquella gira fue negativo para el cuadro de la Ciudad de México que perdió en dos ocasiones y sacó el empate en una más.

Esos primeros enfrentamientos no dejaban siquiera la oportunidad de pensar que algún día el duelo trascendería tanto que cobraría una relevancia nacional.

Cuando el Guadalajara llegó a la Liga Mayor en 1940, ya estaba definido que la institución solamente jugaría con jugadores mexicanos, algo que se había instituido desde hace casi tres décadas atrás, por lo que ya era habitual que las clases populares se identificaran con ellos. De alguna forma eran el equipo bueno, el que representaba la mexicanidad, por decirlo de alguna forma, el héroe de un cuento.

A pesar de que los enfrentamientos comenzaron a darse desde ese momento, el inicio de la rivalidad tuvo que ver mucho con la llegada de un personaje: Emilio Azcárraga Milmo, el dueño de Televisa que decidió comprar al América en 1959, dando así una nueva época de esplendor al club que para entonces ya había visto a su rival coronarse un par de veces en la época profesional del futbol nacional.

Acostumbrado a hacer entretenimiento y contar historias a través de la televisión, Azcárraga Milmo decidió comenzar a construir una de sus más grandes novelas con el América. En primera instancia decidieron cambiar el mote de “Cremas” o “Canarios” por Águilas; después de ello convirtieron a la institución en la antítesis de las Chivas: el odiado, el que tiene extranjeros, el villano.

“Ya estábamos listos para retar al Guadalajara, decidimos que ellos eran el muchacho bueno de la película y nosotros el villano; si ellos eran los modestos muchachos mexicanos, nosotros íbamos a ser los soberbios riquillos con extranjeros”, declaró en su momento Fernando Marcos, quien fuera entrenador de las Águilas.

Las declaraciones y el personaje asumido de cada uno de los bandos provocó que los partidos entre Chivas y América comenzaran a ganar en intensidad y a sumar momentos memorables que quedaron para la posteridad.

América vs Chivas tuvo su momento cumbre en los 80

Para 1980 llegó el clímax de la rivalidad. Para entonces, los dos equipos ya eran los máximos protagonistas del país con un juego que encendía las pasiones de sus fanáticos cada que se daba en el calendario, pero en esa época sucedieron dos cosas de gran relevancia: la pelea campal de la temporada 1982-1983 que provocó una celebración de Roberto Gómez Junco, aunado a que Chivas se vería disminuido en la final ante Puebla por la expulsión de varios elementos. Esa semifinal en la que América cayó 4-2 dolió en el alma al América, pero sabían que la revancha llegaría en algún momento.

Para el ciclo 1983-1984 el América contra Chivas se jugó en la gran final del futbol mexicano, un partido que fue relevante porque esa fue la vendetta que tanto habían esperado las Águilas en contra de su acérrimo rival.

Al final, el cuadro azulcrema se coronó tras ganar 3-1 en el marcador global, sumando así la victoria más importante en la historia de los clásicos de clásicos.