JORGE BRIONES

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Poco más de dos años después de la creación de la Liga de Balompié Mexicano (LBM), el ambicioso proyecto que prometió ser una alternativa en el futbol profesional se encuentra a la deriva y sin los reflectores que esperaban tener a esta altura de su corta historia.

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Los problemas administrativos han dejado al proyecto tocado y con poca credibilidad. Aunque en la primera Asamblea donde fue nombrado el exfutbolista Carlos Salcido como el presidente se anunciaron un total de 19 equipos, la primera temporada se inició con únicamente 17 franquicias.

Apenas con un mes de competencia, fueron desafiliadas tres franquicias (Atlético Jalisco, Lobos de Zacatepec y Acapulco) abriendo paso a una serie de disputas fuera de los terrenos de juego.

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¿Qué pasará con la Liga de Balompié Mexicano?

De cara a su segunda temporada, todo en plena pandemia, el torneo comenzó con únicamente ocho equipos, menos de la mitad de los que disputaron la campaña de debut. Cabe destacar que los Chapulineros de Oaxaca se quedaron el título en las primeras dos finales de la Liga de Balompié Mexicano. En este equipo milita el exdelantero de las Chivas y la Selección Nacional, Omar Arellano. Ya para la tercera temporada que recién terminó el pasado 10 de julio el campeón fue Halcones de Xalapa donde figura el campeón mundial sub-17 César Villaluz.

A diferencia de lo que esperaban en un principio, los aficionados no han mostrado interés por el día a día de la Liga de Balompié Mexicano. Los adeudos de jugadores, desaparición de franquicias y falta de patrocinadores son los principales problemas que presenta una liga que parece destinada al fracaso.

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