7, marzo 2022 - 16:49
La barra de Puebla ya no viajará a otras plazas
ALLAND JHONNATHAN
FOTO: Archivo El Sol de Puebla
La imagen de los 72 camiones, camionetas o autos particulares moviéndose de Puebla al estadio Azteca para apoyar a La Franja el sábado contra La Máquina Celeste de la Cruz Azul no se verá otra vez en este torneo y probablemente en mucho tiempo luego de la decisión el domingo de la Liga MX de no permitirle acceso a las barras visitantes en cualquier cancha de México tras lo de Querétaro.
Dicha medida no gustó a los grupos de animación del conjunto blanquiazul, quienes aunque la calificaron como necesaria en aras de salvaguardar la integridad de los espectadores, también pega porque castiga “a justos por pecadores”.
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“Estamos conscientes de que esto iba a tener consecuencias, aunque no fue nuestra culpa, pero estamos conscientes de que tenía o tiene que haber consecuencias. Pero no todos somos iguales, hay barras que tenemos integración de niños, de mujeres, de personas adultas o con capacidades diferentes”, comparte uno de los porritas de La Franja desde el anonimato a El Sol de Puebla.
El blanquiazul presume a dos grupos de animación desde la vuelta del equipo a Primera División en el 2007, ambas porras han protagonizado sus menos y sus más en los últimos 15 años, pero hoy aunque reconocen nunca trabajarán juntos por diferencias ideológicas, todo esto cuando apoyan al mismo equipo, han aprendido a vivir en paz, arengando o lanzado sus cánticos desde la tribuna sur del estadio Cuauhtémoc por igual.
“Cada uno de los grupos tiene su forma de trabajo, pero es cuestión de respetarse. Nunca colaboraríamos con el otro grupo, pero es cuestión de darle su lugar a cada uno y ya”, explica.
Por eso lo sucedido el sábado en Querétaro no es difícil de entender para ellos, pues a su parecer se trata de “viejas rencillas” que desestimó la gente de Gallos y Atlas o la seguridad de La Corregidora al no colocar a los suficientes elementos para garantizar la paz durante el espectáculo.
Respecto a esto, no contratar a gente especializada o no contar con gente suficiente, también ha sucedido en el Cuauhtémoc; muestra de ello lo ocurrido el pasado siete de enero cuando parte de la afición saltó a la grama para saludar a Guillermo Ochoa, portero del América tras el empate a uno entre las Águilas y el Puebla en el debut de los dos conjuntos en la presente competencia.
“Esto ha sucedido porque había y hay rencillas viejas. Pero si la Federación no hace algo ahorita, esto va a ser el cuento de nunca acabar. Lo de Querétaro se evitaba con seguridad, si la gente de Querétaro sabía que ya había antecedentes de violencia con la barra del Atlas, pues era evidente que tenías que reforzar tu seguridad. En el Azteca, ¿a poco meten la misma seguridad para un clásico (América-Chivas) a como lo hacen en un partido normal?”, señala.
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“Ellos debieron de hacer un protocolo de ingreso, de encapsulado dentro del estadio y de salida, pero nada de eso hicieron. Por eso nosotros acá con la directiva hemos platicado que no nos mande seguridad, que de por sí es raquítica, ya viste cuando los niños contra América, les decimos que mejor la mande con la porra visitante, porque al final nosotros somos responsables de nuestra gente y ahí está, al final con nosotros nunca ha pasado nada”, sentencia.
¿CONTROL DE BARRAS O SUEÑO GUAJIRO?
Los hechos han puesto el dedo en la llaga sobre el papel de los clubes en cuanto a la vigilancia de sus grupos de animación. Según los porristas de La Franja eso ya sucede en el Puebla, donde el registro sobre quién participa se hace primero solicitándoles a los próximos miembros credencial oficial o en su defecto carta autorización por parte de los padres de familia cuando se trata de menores de edad.
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El récord o la “credencialización”, de la que tanto se ha comenzado a hablar desde el sábado entre las barras, ayuda para saber cuántos boletos se les deben de otorgar a estos grupos por parte de la directiva, o en el caso del blanquiazul, venderles desde el club boletos a las porras y a sus miembros como se realizaría con cualquier fanático.
“Llevamos registros internos que nos ayudan a comprar boletaje, mil o mil 200 boletos por partido. Así que eso de que nos da apoyo la directiva para viajes o boletos… no es real, todo nosotros lo solventamos. Acá se le pide a la gente credenciales o permisos a los menores por parte de sus padres para participar, vamos identificando a la gente poco a poco y a quien vemos que viene con ánimos de dividir o generar problemas simplemente los hacemos a un lado”, explica.
Pero quien vive en una barra, entiende bien vivirá al límite, sin importar si pertenece a la del Puebla o a las de mayor renombre como La Monumental de América, La Rebel de Pumas, La Legión 1908 de Chivas, Libres y Lokos de Tigres o La Barra 51 de Atlas.
“La experiencia más terrible que hemos tenido ha sido en Juárez, pero por el crimen organizado, pues allá una camioneta se nos emparejó el torneo pasado y nos mostró armas largas. Pero también nos hemos sentido vulnerables cuando vamos a CU, al Azteca contra América o cuando íbamos a Veracruz e inclusive en El Jalisco con la 51, esa barra es muy problemática y puedes preguntárselo a cualquiera”, remata este miembro de uno de los grupos de animación del conjunto blanquiazul.
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