HÉCTOR ALFONSO MORALES

FOTO: WANG Zhao | AFP

Cuando la música inicia, el corazón de Donovan Carrillo (Zapopan, Jalisco, 1999) se enciende sobre la pista de hielo. Disfruta la melodía, sonríe y cada salto o giro que realiza en la pista se convierte en la obra de un artista. Su rutina tiene como origen el amor y la obstinación de un guerrero. Así terminó su participación en la final del patinaje artístico de los Juegos Olímpicos, donde sumó 218.13 puntos y se ubicó por el momento, en el cuarto lugar.

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Ese muchacho delgado, con la plasticidad de un predestinado del patinaje, tiene proezas atléticas de un fuera de serie, de alguien que pelea, incluso, contra las condiciones naturales de un país sin nieve con tal de cumplir sus sueños. Su lucha también ha sido contra la indiferencia de un pueblo acostumbrado a exigir a sus deportistas pero que les da la espalda durante cuatro años.

“Esto (la participación en los Juegos Olímpicos de Invierno 2022) es para mi familia y para todo México y es una muestra de que los sueños se hacen realidad”, expresó el atleta de 22 años.

La sonrisa de Donovan es tan eterna como su nombre en el olimpismo mexicano. En Beijing, al ritmo de Santana y Ricky Martin, demostró que su talento tiene el don de despertar el orgullo nacional, en tiempos en los que la violencia y una pandemia azotan a México. Él dio una tregua para demostrar que la estética de sus movimientos tienen la capacidad de generar admiración por la belleza que contienen. Al verlo como público, el aplauso hacia su figura se vuelve obligado.

Donovan Carrillo nació el 4 de noviembre de 1999. A los 4 años practicó Clavados y Gimnasia Artística, pero una niña que le gustó le cambió el destino. Vio a una chica en la pista de hielo, se preguntó cómo acercársele y la única manera era convertirse en un patinador. Se atrevió y ese capricho de vida le sembró la ilusión de ir a la máxima justa deportiva de la humanidad. Fue un coqueteo inocente que le puso la llama olímpica en el pecho y la mente.

“A los ocho años, lo más que podíamos llegar a hacer era mandarnos cartas o andar de la mano en la pista, pero nada que un niño de ocho años no haría. Después sé que fue modelo un tiempo, en Guadalajara. Posteriormente se mudó a otra ciudad y dejó de patinar. Yo la dejé de ver, pero aunque fue por ella por lo que empecé a patinar, ya no decidí salirme, sino que me enfoqué de lleno en el patinaje”, declaró.

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EL CAMINO SINUOSO, FINAL FELIZ

La pasión por el patinaje lo llevó a un camino sinuoso. Como Donovan refirió “en México, en el único lugar donde encuentras nieve es en las paleterías”. Y sí. En su natal Jalisco no habían las instalaciones adecuadas para poder entrenar y potenciar sus habilidades. ¿Representó un freno? No. Carrillo se desplazó a León, Guanajuato para continuar su preparación. Ahí nació el sueño olímpico.

El perfeccionamiento de sus rutinas la realizó a través del Ballet y los fundamentos que tenía de la gimnasia. Lo deportivo vino acompañado de carencias económicas. Rifas, donativos, la búsqueda de recursos por todos lados para solventar los gastos que conlleva ser un atleta de alto rendimiento.

Abrió su portal para pedir ayuda a sus fans. Los patrocinadores sólo daban estímulos en especie y el extinto Fodepar de Conade le apoyó con 111 mil pesos al trimestre que es insuficiente para pagar giras y los elementos necesarios para patinar.
Vino un golpe duro: quedó fuera de poder representar a México en los Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018. Sin embargo, el sueño de

Donovan resultó más fuerte que ese descalabro. Siguió adelante al ritmo de Juan Gabriel.

La sonrisa de Donovan seguía ahí, mientras desplegaba su figura mientras sonaba “Hasta que nací” del Divo de Juárez. Su carisma, su porte y elegancia para moverse en la pista de hielo lo elevaron a niveles mediáticos más importantes. Su nivel deportivo también se catapultó.
Consiguió la plaza olímpica para Pekín 2022. El reto de su vida estaba enfrente y a disposición de su talento.

Su rutina detuvo el tiempo en México sólo para verlo ejecutar sus saltos. En el ambiente sonó Black Magic Woman de Carlos Santana y la historia atrapó a Donovan. Se clasificó a la final del Patinaje Artístico al sumar 79.69 puntos, la mejor presentación de su carrera.

Hoy, Donovan Carrillo es un ejemplo de tenacidad, elegancia y perfección para México.
Su trayectoria como patinador comenzó porque le gustaba una niña y ese amor infantil lo convirtió en una leyenda del deporte nacional. Por eso, sigue sonriendo y México con él.

¿QUIÉN ES DONOVAN CARRILLO?

Donovan Carrillo es un patinador mexicano nacido en Jalisco el 4 de noviembre de 1999 que participó en los Juegos Olímpicos de Pekín 2022, donde alcanzó la final en Patinaje Artístico. Comenzó su carrera en Guadalajara, pero se trasladó a León para continuar su preparación. También ha practicado clavados, gimnasia y ballet.

LOGROS DE DONOVAN CARRILLO

• Primer mexicano en 30 años en participar en Patinaje Artístico de Juegos Olímpicos de Invierno
• Primer Mexicano en completar un Triple Axel en una competencia International Skating Union.
• Primer Mexicano en participar en una Gala en ISU Four Continents.
• 12 veces campeón nacional, avalado por la Federación Mexicana de Patinaje Sobre Hielo y Deportes de Invierno.
• Compitió en el “ISU Junior Grand Prix of Figure Skating 2016; Yokohama, Japan”. Participó con la canción de Juan Gabriel “Hasta que te conocí”.
• Primer Mexicano en finalizar dentro de los primeros 10 lugares en una competencia ISU Junior Grand Prix en la rama varonil.
• Asistió a la competencia de “49th Nebelhorn Trophy 2017” evento en el cual se otorgan los últimos lugares de Juegos Olímpicos, quedando a solo 6 lugares de clasificar y representar a México en los Juegos Olímpicos de Peoychang 2018.

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