Karen Morán

Foto: MICHAEL ERREY / AFP

Los meses de ausencia y el Covid-19, del que recientemente se recuperó, no fueron impedimento para que Nick Kyrgios diera cátedra en su primer juego del Australian Open, en el que además de talento, mostró una vez más que es capaz de conquistar cualquier grada en la que se pare. El australiano ganó, gustó, celebró a lo Cristiano Ronaldo y hasta bebió cerveza de un aficionado.

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Bastaron una hora con 54 minutos para que Nick se impusiera 6-4, 6-4 y 6-3 al inglés número 127 del mundo Liam Broady, a quien le conectó 21 aces y quebró en cuatro de ocho oportunidades.

Pero más allá de la estadística, la reaparición de Kyrgios no hubiera estado completa sin su irreverente saque por abajo, al que en esta ocasión le agregó hacerlo en medio de sus piernas, lo que se llevó el aplauso de la multitud en la Jonh Caín Arena.

Con el público en la bolsa Nick se sintió cada vez más en confianza y cuando por fin liquidó el partido para meterse a la segunda ronda, regaló un gesto más que nuevamente desató la euforia del público. El australiano celebró al puro estilo de Cristiano Ronaldo.

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Con la euforia de la victoria a tope Kyrgios se acercó a la afición, a la que por cierto, está prohibido por medidas sanitarias saludar o dar autógrafos, y tomó de la cerveza de uno de los aficionados, incluso posó para una selfie.

En la segunda ronda Kyrgios se citará con Daniil Medvedev, a quien le ha ganado en las dos ocasiones que se han enfrentado. Si bien el ruso parte como favorito, Nick podría ser quien le arruine la fiesta al que, tras la salida de Djokovic, es el candidato principal al título.

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