José Ángel Rueda

Foto: Chris Graythen | AFP

Los Bills no perdonan dos veces seguidas. Si la semana pasada fueron vapuleados por los Colts, este jueves se sacaron la espina para destrozar a los Saints con un con contundente 31-6. En el Día de Acción de Gracias, Nueva Orleans deberá sentirse agradecido por no perder por más puntos.

La realidad que viven ambos equipos se vio reflejada en el marcador. Salvo contadas ocasiones, la ofensiva de los Bills es capaz de encontrar múltiples formas de hacer daño. Por el contrario, a los Saints, ahogados en lesiones, les cuesta un mundo mover las cadenas.

A pesar de que Nueva Orleans logró mantenerse durante la primera mitad en la pelea gracias a dos oportunas intercepciones, Buffalo fue claro dominador de las acciones. Josh Allen mostró su mejor cara y cuando eso pasa sus compañeros disfrutan. El ala cerrada Dawson Knox ha superado sus molestias y volvió a ser el arma peligrosa en zona roja, al anotar en dos ocasiones. El receptor Stefon Diggs terminó como el líder receptor de los Bills con 74 yardas y un touchdown, mientras que el ataque terrestre fue valiente y se atrevió a correrle a una defensiva que normalmente permite poco. El corredor Matt Breida, protagonista de último minuto ante la ausencia de Zack Moss por decisión de McDermott, cooperó con un touchdown.

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Por los Saints, la noche fue un desastre. Trevor Siemian no ha podido ser la solución ante la lesión de Winston y las voces que piden una oportunidad a Taysom Hill se acumulan. La ofensiva de Nueva Orleans fue inoperante. La ausencia de sus corredores titulares Alvin Kamara y Mark Ingram fueron determinantes, al no poder establecer la carrera y dejar la responsabilidad en el brazo del mariscal de campo. Los Saints apenas sumaron 44 yardas por tierra y 146 por aire, es decir, 190 totales.

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Los Bills retomaron su lucha por la cima del Este de la Americana y con una marca de 7-4 le metieron presión a los Patriots. Nueva Orleans, por su parte, quedó con un registro de 5-6 y por increíble que parezca, aún tiene la posibilidad de pelear por un comodín.

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