KAREN MORÁN |ENVIADA
FOTOS: OSWALDO FIGUEROA| ENVIADO

Fuerza, agilidad y suma concentración, son algunas de las cualidades que los pequeños atajadores del tenis deben tener, pues su misión, aunque luce sencilla desde el televisor, es de suma importancia para el desarrollo óptimo del juego, sin ellos simple y sencillamente no se podría llevar a cabo.

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Alrededor del mundo los mal llamados ‘boleritos’ requieren de diversa preparación según el torneo, en Roland Garros, por ejemplo, el trabajo previo se realiza prácticamente un año atrás, la selección es minuciosa y los elegidos se someten a rigurosas pruebas físicas y mentales, entre otras cosas no pueden usar lentes y es fundamental que por lo menos midan 1.75 m de altura, además deben tener un registro de la Federación Francesa de Tenis.

Para las WTA Finals de Guadalajara el asunto no fue tan estricto, sin embargo los elegidos llevan dos meses preparándose para el torneo, además de que también pasaron por un proceso en el que se calificaron sus cualidades dentro de la pista, no todos los contendientes lograron pasar el filtro.

“El nombre correcto en español es atajadores y en inglés es ball kids. Vinimos a entrenar desde hace dos meses, hicieron unas pruebas y me quedé”, cuenta Regina Canudas, quien tiene 20 años y ha practicado tenis toda su vida.

“Hubo una selección anterior y nos hicieron pruebas y algunos no quedaron, todos jugamos tenis entonces ya conocemos las reglas y entre nosotros también nos conocemos”, complementa una de las compañeras de Regina.

La labor en cancha es muy sencilla, pero “hay que ponerse abusados” relatan, porque aunque pasar las bolas es lo principal, deben estar atentos a la hidratación, colocar la sombrilla a las tenistas en los descansos y en otros tiempos lejanos al Covid-19, pasar la toalla a los jugadores era la actividad más codiciada dentro de la pista.

“Antes me peleaba mucho por ser el de la toalla porque me gustaba mucho darle la toalla a los jugadores, creo que esa siempre será mi mejor experiencia”, aseguró Daniel Navarro al Diario de los Deportistas.

El grupo de ‘ball kids’, más allá de la actividad en la cancha es un grupo de amigos, la convivencia diaria y el amor por el tenis forja amistades largas, el grupo no es un equipo de trabajo, es una hermandad.

“Ser bolero es una experiencia muy padre además de estar con las jugadoras haces muy buenos amigos porque compartimos muchas cosas y más el amor por el tenis”, relatan.

Los atajadores en Guadalajara se reparten en dos turnos, los que ingresan en la tarde y los de la noche, en la cancha siempre hay seis, mismos que se rolan cada media hora, más que una labor de voluntariado, la estancia en la pista requiere un 100% de responsabilidad y compromiso.

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CONOCER A LAS TENISTAS, EL MÁS GRANDE PREMIO

La labor de los atajadores no es remunerada pero eso no importa, la experiencia que encuentran dentro de la pista es algo invaluable y que atesorarán toda su vida, pues al practicar tenis, conocer a las ocho mejores jugadoras del mundo es la mejor de sus pagas.

“Poder estar con las jugadoras es lo máximo porque prácticamente notan tu existencia, eres importante, no eres uno más, yo creo que eso es lo mejor”, menciona María José quien apenas tiene 13 años.

Con ella coincide Regina, quien además es consiente que todo el grupo está haciendo historia, pues no se sabe cuándo se puedan jugar nuevamente unas finales en Latinoamérica

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“Es una experiencia súper padre estar con las jugadoras, obviamente estaría más padre estar jugando, pero está padre ser parte del evento, sentir que estás participando y que perteneces al torneo más importante en la historia de Guadalajara”, relató.

Por otro lado Miranda, otra de las atajadoras en Guadalajara, contó que formar parte es algo “increíble” y que su sueño algún día es poder estar en un Grand Slam: “Si yo puedo era escoger un torneo sería Wimbledon, admiro a Serena Williams, sería algo increíble estar ahí”.

Las WTA Finals apenas lleva tres días de actividad, sin embargo los pequeños “ball kids” ya vivieron sus primeras grandes experiencias.

“El Pliskova contra Muguruza fue un partido increíble, estaba en la cancha cuando se fueron a muerte súbita y la emoción estaba a tope, todo el estadio estaba apoyando y se sentía una energía súper padre”, cerró Regina.

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