Javier Juárez | Enviado

FOTO: Erik Estrella | ESTO | Enviado

“Lleve la chamarra, el gorro a 20 dólares”, esas fueron las palabras de los pocos comerciantes mexicanos afuera del TQL de Cincinnati, los paisanos le sacaron provecho al clima y tuvieron exitosas ventas. Estados Unidos eligió jugar en Ohio para que el Tricolor se sintiera incómodo por las condiciones climáticas, algo parecido a lo que fue Columbus mucho tiempo, la tierra del “dous a cero”, el termómetro marcó 6 grados centígrados, sin embargo, la lluvia provocó que la sensación térmica fuera de 2 grados, el viento apareció y fue peor. México tuvo todo en contra, pero contó con el cobijo de su gente.

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No hubo muchos mexicanos, el TQL Stadium es pequeño, 26 mil espectadores entran y el 85 por ciento fueron seguidores locales. Eso fue lo que buscó Estados Unidos, que la tribuna no estuviera pintada de verde como sucede en muchas ciudades estadounidenses. Todo lo que estuvo a su alcance para México perdiera puntos.

Los paisanos que alcanzaron boleto acudieron al moderno estadio conscientes de que iban a ser pocos, pero ellos se encargaron de cobijar a los jugadores.

Las imágenes fueron parecidas, gorros, chamarras gruesas, ropa térmica, hasta cobertores, escasos se atrevieron a ir con pura playera.

El frío no les impidió mostrar su respaldo, las banderas mexicanas, máscaras y las infaltables playeras de equipos estuvieron en el gélido lugar, León, Cruz Azul, hasta de los extintos Monarcas, los mexicanos dejan a un lado sus colores cada que juega México, todos apoyan el mismo escudo.

El Caramelo llegó tarde al lugar, pero no iba a faltar, el tráfico retrasó el arribo de muchos aficionados, las calles son angostas y poco transitables.

El TQL se iluminó con los tonos de ambas naciones, azul, blanco y rojo de los locales y luego el verde mexicano, ese fue un espectáculo aparte.

El estadio tardó en llenarse, sin embargo, todas las butacas fueron ocupadas, México sintió el ambiente hostil desde el inicio. El grito de “USA, USA, USA” retumbó en el lugar. El eco fue sonoro.

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Los himnos nacionales se entonaron con respeto, enseguida vino un espectáculo de luces y luego Estados Unidos mostró una manta en la que se mostraba un luchador mexicano derrumbado y ellos de pie con los dos trofeos que les quitaron a los verdes en el verano, la Nations League y la Copa Oro. Eso caló a los seguidores aztecas, pero al mismo tiempo motivó a los locales de repetir la dosis.

El Tricolor jugó en una situación adversa, pero tuvo el respaldo de contados mexicanos.

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