Miguel Enríquez

FOTO: Cortesía | Scuderia Hermanos Rodríguez

Este fin de semana se corre el Gran Premio de México, donde se espera que Sergio ‘Checo’ Pérez tenga el mejor desempeño que ha podido mostrar desde que los automóviles de Fórmula 1 regresaron a tierras aztecas, pues con Red Bull será el primer año que compita debido a que el 2020 se canceló por la pandemia.

El Autódromo Hermanos Rodríguez será la pista que entregue a un nuevo monarca del circuito nacional, pero la historia del automovilismo mexicano no se contaría igual sin los protagonistas del nombre de la pista. En la década de los 40, Pedro y Ricardo Rodríguez de la Vega nacieron en la Ciudad de México, donde cocinaron desde muy jóvenes su pasión por el deporte motor.

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El mayor, Pedro, arrancó su carrera como piloto de automóviles a los 17 años, cuando compitió en terrenos internacionales con un Ferrari 500TR en la pequeña isla de las Bahamas. La ambición del mexicano lo llevó a terrenos estelares; en 1963 debutó en la Fórmula 1 en el Gran Premio de Estados Unidos, pero su primer triunfo llegó hasta 1967, cuando se impuso en su Cooper Maserati en la fiesta de Sudáfrica. Se consagró en 1970 en las 24 horas de Daytona y participó 14 veces en Le Mans, donde también pudo triunfar en 1968.

La tragedia de su muerte tendría fecha el 11 de julio de 1971, cuando corriendo las 200 millas de Norisring en Núremeberg, Alemania, a bordo de un Ferrari, Pedro perdió el control de su vehículo en la vuelta 11 y se estrelló contra la base de un puente, situación que ocasionó que su automóvil se incendiara y dejara al piloto envuelto en llamas. Pese a que el mexicano competía para Porsche, en aquella ocasión le ofrecieron 5000 dólares para participar a bordo del 512M de la marca italiana.

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Para Ricardo la oportunidad llegaría antes. Con menos de 17 años, intentó competir en las 24 horas de Le Mans, pero el límite de edad se le prohibió; pese a ello, el joven mexicano se aferró a los motores y fue el primero de ambos en subirse a un Fórmula 1, cuando en 1961, con 19 años y 208 días, compitió a bordo de un Ferrari en el Gran Premio de Italia. La historia quedó marcada por ser el hombre con menor edad en conducir un monoplaza en la historia del máximo circuito automotriz, récord que se guardó hasta 2009, cuando Jaime Alguersuari lo superó con 19 años y 125 días de vida.

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Pero la pista mexicana no le traería gran fortuna. El 1 de noviembre de 1962, el ‘Muchacho de oro’, un año antes de que el Gran Premio de México formara parte del programa oficial de la Fórmula 1, se llevó a cabo una carrera de exhibición que no tenía puntos en juego para pilotos ni constructores, por lo que Ferrari, la escudería de Ricardo Rodríguez, decidió no participar.

El mexicano no quiso perderse la oportunidad de competir ante su gente, por lo que pidió permiso para estar en la pista con otro monoplaza, mismo que le concedió el dueño de Lotus, Rob Walker, y le prestó un Lotus-Climax.

Las complicadas curvas del autódromo nacional vieron las últimas maniobras del joven de entonces 20 años. En las prácticas, pese a haber marcado el mejor tiempo, Rodríguez decidió salir a dar una vuelta más al circuito, en la que perdió el control de su monoplaza y acabó con su vida. El mexicano había declarado en anteriores ocasiones que no se ajustaba del todo el cinturón de seguridad por comodidad.

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