Rubén Beristáin

Foto: Archivo ESTO

El 19 de septiembre del 2017 es una fecha difícil de olvidar. Pasaban de la una de la tarde y un terremoto de magnitud 7.1 sacudió una gran parte de nuestro país. El epicentro fue un pequeño pueblo de Morelos, a las afueras de Axochiapan, exactamente a 120 kilómetros de la Ciudad de México. La capital sufrió estragos, la fuerte sacudida incluso tumbó edificios y varias estructuras quedaron dañadas, pero hubo un barrio entero donde se acumuló la mayor concentración de ruina y muerte. En Jojutla se respiró la mayor desolación. Esa noticia corrió por todos lados, sobre todo por los rumbos de La Noria. En Cruz Azul no se quedaron con los brazos cruzados y decidieron actuar.

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Gerardo Flores fue quien comandó la brigada cementera. El exfutbolista de La Máquina es vecino de la región más afectada, por eso no lo dudó ni un instante y convocó a varios futbolistas para ir al rescate de sus allegados. Con mucha nostalgia lo recordó junto al Diario de los Deportistas.

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“En Morelos había muchas zonas dañadas, muchos paisanos la pasaron mal. A mí se me ocurrió pedirle apoyo a mis compañeros. Primero fue económica y después muchos llegaron con alimentos, papel de baño, jabones. Di un plazo de días para recolectar algo para llevarlo, se juntó mucha gente, yo me emocioné por la buena respuesta, se juntaron muchas cosas. Fue un gran gesto de todos”, rememoró.

Jesús Corona, Adrián Aldrete, Jordan Silva y hasta el técnico español Paco Jémez fueron los que más simpatizaron con el entonces lateral celeste. “Tengo que decir que el apoyo nació de todos los jugadores. Me dijeron que me acompañaban. Hablamos con el míster, nos dijo que sí, que apoyaba y así se unieron. Principalmente fue Chuy, Aldrete y Silva, fueron los que consiguieron camionetas y estuvieron conmigo. Yo les agradecí de corazón por haber ido con mi gente de Morelos, nos echamos un día repartiendo todo”, dijo con emoción.

El apoyo del famoso Jerry fue mayúsculo. Flores demostró su humildad y que nunca olvidó a los suyos, a pesar de que era jugador profesional de uno de los clubes más grandes.

“Yo tengo amigos en donde fue el epicentro. Muchos conocidos que perdieron su casa. Yo tengo una propiedad que le di a alguien la posibilidad para que viviera, sigue en ese lugar. Se la pasó muy mal, mi intención era llevar apoyo”, aseveró.

A pesar de la tragedia que observó de cerca, el viaje, el esfuerzo, todo valió la pena al final.

“Fue un sentimiento encontrado por saber que pasaban un mal momento. Realmente tenían miedo, perdieron cosas de valor y por lo menos llevar algo que necesitaban, pudimos ver como lo agradecieron. Sacarlos de ese entorno por cinco minutos y que vieran al Chaco, a Corona, entregándoles el producto, fue una ayuda motivacional para todos, fue algo muy bonito”, remató.

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EL JERRY VIVIÓ MOMENTOS DE ANGUSTIA

El día en que ocurrió el devastador terremoto estaba por jugarse los octavos de final de la Copa MX entre América y Cruz Azul. El partido que se llevaría a cabo en el Estadio Azteca fue suspendido y tuvo que reprogramarse. No era tiempo de alegrías ni festejos en el deporte. Jerry estaba concentrado con La Máquina, en su hotel al sur de la ciudad.

“Estábamos a punto de comer, nos estábamos sirviendo y sentí el temblor muy fuerte. Todos tomamos nuestras cosas y salimos del hotel. Empezamos a ver que se reventaron cristales, muchos de los jugadores se preocuparon por sus familias. Por mi parte mi esposa no estaba en México, pero sí me preocupé por mis papás en Morelos”, expresó a ESTO.

Flores vivió momentos de angustia. Por todos los medios posibles intentó comunicarse con los suyos, ya que estuvieron muy cerca de las zonas más afectadas. “El epicentro fue en Jojutla, a media hora de mi pueblo, lo vi en Internet y creció mi preocupación. Trataba de comunicarme con mis padres, mis hermanos, las líneas estaban saturadas y no tuve suerte para localizarlos. Después pude hablar con ellos y afortunadamente todo estuvo bien”, cerró.

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