9, septiembre 2021 - 8:00
Felipe Tibio Muñoz
JOSÉ ÁNGEL PARRA
FOTO ARCHIVO ESTO
El primer medallista de oro en México 1968 conserva, en la misma vitrina, las portadas que ESTO le ha dedicado. “La más significativa, lógico, es la de los Juegos Olímpicos. Esa la guardo con mucho cariño, es para mí un triunfo grande ganar y aparecer en primera plana, y con lo que decía el periódico: ‘Oro para México, para Felipe Muñoz’. Son cosas que atesoras, tanto como la misma medalla”, comparte Felipe Muñoz Kapamas, quien celebra gustoso el 80 aniversario del Diario de los Deportistas.
“Parece mentira, pero para mí eso significa. Una primera plana de un periódico de prestigio y más de un periódico de deporte, es para mí tan importante como un gran diploma, como una medalla más”, abunda el Tibio. “Mi mamá empezó con mi álbum; mi esposa, desde que era mi novia, lo continuó. Tenemos varios capítulos de mis fotos con recortes periodísticos”, revela orgulloso.
Adaptado a la modernidad, y a las circunstancias de la pandemia, Felipe charla con ESTO desde la intimidad de su hogar, aunque a través de videochat. El insigne nadador, único mexicano capaz de acariciar la presea dorada en dicha disciplina en toda la historia del olimpismo, revive sus recuerdos como héroe del pasado olímpico.
Barba blanca, aunque cuidada, Muñoz Kapamas no oculta el curso de las edades. Justo a los 70 años preserva el orgullo de aquella gesta que enmarca su vida, de la que el tradicional sepia ha sido fiel testigo.
“Me estás haciendo recordar lo importante que era el ESTO para un joven deportista como yo, en los años sesenta. Desde entonces era El periódico. Si tú querías saber algo de deporte, ver los resultados o leer comentarios de gente con conocimiento, lo tenías que comprar. Cuando empecé a ser deportista, cuando aparece mi nombre en el ESTO, era una meta enorme”, valora.
“Guardo con mucho cariño la primera vez que salió mi nombre publicado. Lo atesoro, porque para mí fue como el primer paso de mi camino olímpico, que tu nombre apareciera en el ESTO. Y decía, nada más, ‘Felipe Muñoz, tercer lugar en 50 pecho’. Para mí eso era una meta. Claro que debía haber tenido 12 o 13 años, aunque ver tu nombre ahí era muy significativo para los deportistas, pero cuando empecé a ver las fotos, mi presencia en el ESTO, pues más”, dice.
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Entre tantas anécdotas, comparte una durante su incursión en la política: “Cuando era diputado, recuerdo que en ese entonces, entre 1996-97, llevaba mi ESTO a la Cámara de Diputados. Ahí, en el salón grande de reuniones me ponía a leerlo antes de que empezaran los debates y siempre había cola para mi periódico, porque nos llegaban a nosotros las síntesis políticas e informativas, pero nunca llegaba una síntesis informativa deportiva. El ESTO era la única vía de estar en el deporte y había cola de mi periódico”, narra sonriente.
“Sí, cuando lo llevaba, no menos de 10 personas lo leían, uno por uno, siempre había cola”, asegura. “¿Ya terminaste de leer el ESTO?”, le cuestionaban. “Un día que no lo llevé me preguntaron: ‘Oye, ¿y el ESTO, por qué no lo trajiste?’. Tuve que mandar a comprarlo, porque no había hecho mi tarea de llevar información deportiva. Te lo digo con mucho gusto, porque siempre me preguntaban”, rememora orondo.
Además de la portada del oro olímpico, Felipe saborea una, antes de la justa internacional, en la que aparece al lado de Guillermo Echevarría, cuando éste rompió el récord del mundo. “Aparecí al lado de él. También me fue bien, porque aunque no rompí el récord del mundo, gané en esa misma competencia. Después recuerdo más del 71 con los Juegos Centroamericanos. En esos cuatro años hubo al menos tres portadas por los resultados positivos. Tuve el honor de estar en la portada del ESTO”, valora.
¿Qué papel jugaron los medios en tu carrera?
“Creo que los medios son muy importantes en la carrera no solamente mía, sino de todos los deportistas. Muchas veces te ayudan como también te perjudican, si no estás preparado para recibir esta fama que te dan los periódicos, si no hay alguien que te guíe, que te diga, ‘calmado, ya eres una figura pública, del deporte’, y más si ya has salido en el periódico de los deportistas”, considera.
“Recuerdo mucho que mi entrenador, Ronald Johnson, no nos dejaba leer los periódicos, al menos no las secciones deportivas, y lógico no podíamos ver el ESTO, entre otros periódicos, porque él sentía, y con razón, que nos podía afectar nuestros nervios si leíamos lo que se pensaba o esperaba de nosotros”, añade Muñoz.
“Inclusive la prueba que yo gané en los Juegos Olímpicos, el día previo a las eliminatorias, después de superar las eliminatorias, paso en primer lugar, y lo primero que sucede es que mi entrenador me saca de la alberca casi casi corriendo. Recuerdo que todavía salimos en autobús de la Alberca Olímpica con rumbo a la Villa, y llegué en traje de baño, todavía mojado. Le decía al coach, ‘¿cuál es la prisa?, ¿por qué tenemos que salir casi corriendo?, si todavía hay camiones cada 10 minutos. Él me dijo, ‘es que la prensa nos está esperando, quiere hablar con nosotros, y yo creo que eso no es bueno’. Ronald Johnson siempre hablaba en plural. ‘Eso nos puede poner nerviosos, tanto a ti como a mí. Mejor salimos sin que nos vean y decimos que no supimos y que ya nos fuimos, y ya que nos vean mañana después de la final’. La misma prensa, si no estás preparado ni bien ubicado, con alguien que te guíe, es una piedra más en la espalda que tienes que cargar. No siempre te ayuda. También te puede perjudicar”, considera.
¿Cómo debe ser hoy la relación de los deportistas con la prensa?
“Yo creo que el deportista debe ser siempre honesto, abierto, que se preste a las entrevistas. El deportista debe de entender que el periodista está haciendo su trabajo, lo que busca es dar información en general y el deportista debe ser consciente de eso. También el reportero debe estar consciente de que su trabajo, también puede presionarlo. Muchos lo entienden”, responde.
“Cuando uno es sincero, explicas: ‘oye, estoy muy nervioso, pregúntame algo sencillito, no me pongas en problemas’. Un deportista no quiere ser grosero con la prensa y hay que entender que la prensa está haciendo su trabajo. Muchas veces eso se malinterpreta. Cuando un atleta se niega a aceptar una entrevista, especialmente después de una competencia importante, se puede malinterpretar si no se está consciente de eso. Recuerdo lo de los Juegos Olímpicos, porque al otro día me cuestionaron. ‘¿Por qué te negaste, ayer, a dar una entrevista, cuando habías ganado las eliminatorias?’. Y yo contesté la verdad: ‘no sabía que querían hablar ustedes conmigo, mi entrenador me sacó corriendo, de ahí nos fuimos juntos’. Y ahí tomó la palabra Johnson cuando dijo lo que te acabo de decir hace rato, que eso me podía afectar, y tal vez tenía razón. Son unos Juegos Olímpicos, la presión es enorme. Ahorita mismo los deportistas están en la presión, no sólo de luchar por hacer su mejor esfuerzo, sino con la misma prensa, que te puede subir del nivel más alto del deporte, pero también te puede tirar. No es fácil la relación de un deportista con un periodista, y viceversa”.
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