Osiris Méndez

FOTO: Ulises Bravo 

Se dice fácil, pero tener más de 46 años siendo parte del ESTO, no cualquiera, y el periodista José Luis Camarillo puede presumir que la constancia y dedicación han sido los pilares para mantenerse tantas décadas en activo en el diario deportivo de mayor prestigio en el país.

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Los años han pasado desde su ingreso a esta empresa, en el ya lejano 23 de enero de 1975, no así la emoción y alegría, que son las mismas desde aquellos ayeres, disfrutando día a día su labor de reportero, junto a este periódico que cumple 80 años de existencia. Más de la mitad de su vida ha compartido con su pluma, misma que sigue de manera incansable y objetiva reseñando crónicas boxísticas, entrevistas y todo el quehacer periodístico que implica esta noble profesión.

En la década de su ingreso al diario, fue testigo de la carrera del gran ídolo Rubén Olivares, así como la de Carlos Zárate, ambos ya en el Salón Internacional de la Fama del Boxeo de Canastota.

En los ochenta, cubrió como ningún otro reportero la carrera de los legendarios Julio César Chávez y Salvador Sánchez.

En los noventa, siguió de cerca al pequeño gigante del ring, Humberto Chiquita González, siendo el primer peso chico en cobrar el millón de dólares.

Llegó el 2000 y quedó extasiado con la tremenda trilogía que iniciaron en ese año Érik Morales y Marco Antonio Barrera.

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Después dijo ‘presente’ el actual ídolo mexicano, Saúl Canelo Álvarez, pendiente de su trayectoria desde antes de que fuera campeón mundial, y llevó así a los lectores una gran cantidad de crónicas y coberturas que ha hecho a nivel nacional y en el extranjero, siempre acompañado por el diario ESTO.

“Te puedo decir que han sido puras satisfacciones. No imaginaba tantas crónicas. Entré a este diario por mi hermano Gonzalo Camarillo; en ese entonces había cinco reporteros de boxeo, ahora sólo somos dos. Han sido experiencias increíbles; el ESTO es La Biblia del Deporte, como algunos le llaman”, expresa con emoción el también autor de la columna Mi Perspectiva.

“Una de mis satisfacciones fue que cubrí toda la carrera de Julio César Chávez desde antes que fuera campeón mundial. Me acuerdo que le dije: Tú vas a ser campeón del mundo, pero `Julio César Chávez, campeón del mundo` está muy largo para encabezar, así que cuando llegue ese momento, le pondré: `JC, campeón del mundo`, y le gustó mucho. Así que fue aquí donde lo bautizamos como JC, y también le pusimos el César del Boxeo”, recuerda.

En esos años, las coberturas eran complicadas al no haber la tecnología que hay ahora, pero siempre cumplió, pues sabía que el boxeo era uno de los deportes que más seguían nuestros lectores y la información al otro día debía estar lista.

“Los envíos eran muy complicados. En aquel tiempo se mandaba por fax, aunque existía también el teletipo. Era una angustia total mandar por fax, a veces no estaba abierto el centro de negocios en los hoteles, por la hora, y lo que hacía era dictar por teléfono las crónicas; en la redacción me las recibían, y así era como cumplíamos con nuestra labor de enviados”, rememora.

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“Ahora todo es diferente. La tecnología, gracias al internet, ha ayudado mucho en todos los sentidos. La misma redacción ha cambiado en su totalidad. Antes eran máquinas de teclado de cinta; ya más adelante, las eléctricas. Ahora tenemos las computadoras con todas las facilidades, sin batallar como antes”, añade.

Así como su pluma es una de las de mayor renombre en el medio boxístico, también trae al presente los nombres de Nacho Matus, Tomás Morales y Carlos Trápaga, quien fuera director del diario hace algunas décadas.

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“Matus era columnista estrella en futbol, incluso se decía que él era el técnico de la Selección Mexicana desde antes que yo entrara al ESTO, y eso era por el gran impacto que tenía su columna en el periódico. Hemos tenido plumas extraordinarias, también la de Tomás Morales en el beisbol, y la del mismo Carlos Trápaga en futbol”, subraya.

Con tantos años de vida, el diario tradicionalmente conocido como sepia, ahora convertido en un periódico a todo color, se mantiene como el de mayor gusto entre los lectores de los deportes, y esa íntima amistad que él ha tenido la sigue disfrutando día a día, pues está convencido de que son los primeros 80 años de existencia, y los que faltan.

“Te puedo decir que el ESTO es eterno, va a estar presente hasta el fin de todo, no tiene final este diario. He sido un privilegiado al poder compartir redacción con grandes plumas del boxeo como Víctor Cota y Eduardo Lamazón, grandes amigos. Soy el que más años tiene aquí de todos los que integramos la plantilla del diario; imagínate qué emoción y satisfacción”, concluye con esa misma sonrisa con la que pisó por primera vez la redacción del Diario de los Deportistas.

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