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Mira

30, mayo 2021 - 19:41

┃ Rubén Beristáin

LLEGADA CRUZ AZUL FINAL

RUBÉN BESRISTÁIN

FOTO: ÉRIK ESTRELLA 

Cuando existe un apoyo incondicional se demuestra hasta el último momento y sin importar las consecuencias. Muy poco influyó si algunos no tenían boleto para ingresar al estadio Azteca y tenían que regresar a casa, o juntarse en los alrededores del lugar para disfrutar el último partido de su equipo. La afición de Cruz Azul no falló, demostró su fidelidad y acompañó a su equipo previo a la final de vuelta ante Santos. La frase “nadie sale campeón solo”, quedó a la perfección.

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El recibimiento, otra vez, fue espectacular. Como si fueran uno mismo, los fanáticos celestes sintieron, vivieron confiaron y soñaron a la par de los jugadores. Con una fe inquebrantable, nunca antes vista del lado cementero, fue como expresaron su lealtad.

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El domingo, por toda la Ciudad de México, pero sobre todo en el sur, todo se pintó completamente de azul y blanco. El reloj marcó las 5 en punto, tres horas antes del silbatazo inicial, y en las afueras de Santa Úrsula, grandes caravanas de aficionados empezaron a congregarse. Una acaparó las miradas. Un tumulto llegó y por delante una manta con la leyenda “Bienvenidos a la Gloria” fue recibida entre aplausos.

De esa forma comenzó la fiesta. El “Azul, Azul” retumbó por cada rincón, junto a decenas de banderas, bombas de humo, globos por los cielos y cientos de gargantas cantando al unísono. Cerca de 1300 aficionados estuvieron en el recinto. Ellos demostraron el sentir de millones, de todo México y diversas partes del mundo. La confianza por la novena fue de grandes dimensiones.

Cuando el camión cementero apareció, todo se detuvo y explotó al mismo tiempo. El pasillo a un probable campeón relució en todo su explendor. “Vamos azules, no nos pueden fallar”, retumbó, mientras cientos gritaban extasiados y tocaban el transporte como símbolo de unión.
Los jugadores, emocionados y atónitos por lo que veían, grabaron desde el interior, otros saludaron y levantaban el pulgar. Fue así como sintieron el apoyo de los suyos, el cual, no se detuvo en ningún momento.

Fue un hecho a pesar de cualquier resultado. Esta vez nadie se bajó de La Máquina, al contrario, todos se subieron. Desde el más escéptico y que dejó de creer hace seis meses tras la dolorosa eliminación contra Pumas, hasta el que siempre confío en todo momento. Ayer todos jalaron parejo, de un mismo lado y sin excepciones.

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