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Mira

29, mayo 2021 - 21:49

┃ Rubén Beristáin

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Rubén Beristáin

FOTO: Luis Garduño

Dice un lema muy conocido que la unión hace la fuerza y logra cosas que parecen imposibles o difíciles de alcanzar. Lo de Cruz Azul y su afición puede ejemplificarlo a la perfección, a pesar de los 23 años sin título y donde han existido más decepciones que alegrías, actualmente demuestran una unión inquebrantable, además de una fidelidad gigantesca.

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El equipo cementero no está solo, tiene el apoyo de los suyos, quizá como nunca antes, y anoche quedó demostrado. Todos juntos buscan el mismo objetivo: la novena estrella para la institución. Unos en el terreno de juego, otros en las gradas del estadio Azteca y algunos cuantos más desde el hotel de concentración, a 24 horas del partido más importante del semestre.

La capital, una vez más, se pintó completamente de azul y blanco. En la guarida de La Máquina, cerca de mil voces se unieron en un mismo sentimiento. La cita fue a las ocho de la noche, pero desde una hora antes, el sur de la Ciudad de México vivió una fiesta cementera en su totalidad. Si por algún lado de la entidad veías a afición celeste, el lugar de reunión era más que conocido.

No hubo distinciones. Desde el aficionado más longevo, pasando por los adultos, jóvenes, niños, bebés en brazos y hasta mujeres embarazadas. La sana distancia no existió, el Covid-19 se olvidó, unos portaban cubrebocas y otros por la euforia decidieron quitárselo.
Todo fue adornado por decenas de banderas, bombas de humo con los colores distintivos, tambores, trompetas y pirotecnia para hacer más espectacular el momento de apoyo.

Una manta acaparó las miradas. “Juntos la vamos a ganar”, decía y lucía por todo lo alto, como la más importante y la del mensaje a los jugadores.

El “Vamos, vamos azules que tenemos que ganar, yo te sigo a todas partes a donde vas, cada día te quiero más y más”, y el otro “Vamos Cruz Azul que tienes que ganar, que esta hinchada nunca te abandonará, con el equipo yo siempre estoy”, fueron los cánticos que retumbaron.

Además existió el momento melancólico de la noche. Por unos segundos sonó un apoyo incondicional a Roberto Alvarado, quien perdió a su bebé en camino en los últimos días. “Ole, Ole, Ole, Piojo, Piojo”, se pudo escuchar por todo Periférico.

Cruz Azul tiene la ventaja. Esta noche va por el noveno título en su historia. Depende de ellos hacer historia y responder al apoyo de su afición.

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