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11, enero 2021 - 15:30

┃ Álvaro Zaldaña

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“El evento deportivo más importante de la historia de nuestro país”, así anunciaba el noticiero local de República Dominicana la visita de Chivas al país caribeño, para enfrentar al Cibao en la Concachampions del 2018.

Y es que en un país donde el futbol no es el deporte principal, la visita del Club Deportivo Guadalajara fue un evento de tal magnitud que sólo pudo ser comparada con la visita de Pelé y el Cosmos de Nueva York en 1976. Así lo señaló el alcalde del municipio de Santiago de los Caballeros, Abel Martínez, quien también avisó que el ‘Rebaño’ era el equivalente al Real Madrid en México.

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Desde que el nombre del equipo de Jalisco salió como adversario del Cibao FC en el sorteo de los octavos de final de la Liga de Campeones de CONCACAF 2018, comenzó el impulso, el desarrollo y el impacto del fútbol en el país caribeño.

Con entonces solo tres años de haber sido creado (2015), la ‘Bestia Naranja’ ya había conseguido ser subcampeón de la liga nacional en el 2016, lo que le dio el pase al Campeonato de Clubes de la Unión Caribeña de Fútbol (CFU) del siguiente año.

El equipo dominicano derrotó sorpresivamente 1- 0 al San Juan Jabloteh de Trinidad y Tobago en la final. Un logro sin antecedentes para el futbol en aquel país; campeones del caribe por primera vez y el pase a la “Concachampions”.

Tan solo una semana después de la hazaña del Cibao FC, Guadalajara derrotó a los Tigres en la final del Clausura 2017 y se coronó después de 9 años.

Ya en el 2018 y a dos semanas de la visita de Chivas, el presidente del equipo dominicano, Manuel Estrella, avisaba que debido a la efervescente expectativa del partido contra los mexicanos el estadio del Cibao triplicaría su capacidad de 3 mil aficionados a 10 mil. Además de aumentar la cantidad de 200 luces a 1000 para que el partido pudiera ser transmitido por televisión en alta calidad.

Fueron dos semanas en donde la prensa de ese país emitía programas especiales acerca del Guadalajara; contaban sus entonces 111 años de historia, sus múltiples campeonatos, comparaban su nómina de 49 millones de dólares contra los 620 mil de su equipo, la calidad de sus jugadores, de su estadio, halagaban a la selección mexicana y nombraban al equipo tapatío como “el más importante y más influyente en América Latina”. El club que según estos periodistas era el segundo a nivel mundial con más aficionados, llegaba a cambiar el fútbol.

 

El 22 de febrero del 2018, se jugó el partido de ida en República Dominicana. Horas antes de dar inicio el encuentro, había una fiesta en el país. Los hoteles estaban llenos, los boletos agotados, las inmediaciones del estadio estaban pintadas de anaranjado (color del uniforme del Cibao), y había turistas, patrocinadores, conciertos, y en casa esquina.

Abel Martínez, alcalde del municipio de Santiago, anunció que gracias a ese partido y a la respuesta que provocó en los dominicanos, el Gobierno se había puesto a trabajar en programas de desarrollo deportivo. Crearían escuelas de fútbol, espacios públicos para practicarlos y más difusión dentro del país. En sus propias palabras, la visita de Chivas fue un “dinamismo en la economía y un impulso en la cultura deportiva”.

Con un global de 7-0, Guadalajara derrotó al Cibao (0-2 en la ida y (5-0 en la vuelta), y se encaminaba en lo que terminaría con el equipo mexicano consagrándose campeón del torneo ante el Toronto. Pero para los dominicanos, el resultado era lo de menos. Porque lo que Chivas logró sin querer, que un país se enamorara de un equipo y de un deporte.

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