En Aguascalientes no hay estabilidad. Pese a saber la urgencia y obligación que existía por sumar, Necaxa no pudo. El cuadro de Fabiola Vargas sigue sin encontrar su rumbo en el certamen y lo tantos de Ibarra, González y Amix; fueron suficiente para seguir en el fondo de la tabla sin punto alguno.

La propuesta de Atlas no dio pie a los titubeos. Desde que la pelota rodó, hicieron todo por ser protagonistas del juego en patio ajen. Paradójicamente las atacantes de la Academia fueron dos auténticas fieras al frente que le provocaron dolores de cabeza a la zaga necaxista, y es que la movilidad de González, en conjunto con la agilidad de Iturbe y precisión de Ibarra preocuparon a las defensas rojiblancas.

La primera intervención de Hernández fue a un disparo de media distancia de Alison. La guardameta de las Centellas se estiró cuan largo para evitar que el esférico la techara y se fuera al fondo. Las hidrocálidas intentaron responder. Alvarado y Castro fueron las más peligrosas, sin embargo, las veces lograron hacerse sentir se encontraron con Julissa Dávila que cortó todo acercamiento que tuvieron.

Pese a que el marcador seguía en blanco, Samayoa no se confío y desde el banquillo pidió presionar más hasta que el tanto llegó. Desde fuera del área Alison González mandó un potente disparo, Hernández se lanzó y alcanzó a rechazar, desafortunadamente para las locales, el en rebote, Fabiola Ibarra empujó el balón.

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Con la consigna de alcanzar, Necaxa hizo modificaciones para ser más dinámica, pero aún con todo y cambios, las de casa no fueron capaces de inclinar por completo la balanza. La intensidad bajó por un lapso y Samayoa lo aprovechó para hacer sus cambios.  La desesperación y el desgaste físico le cobraron factura a las de Aguascalientes, que pese a sus pequeños avances dejaron de crear para jugar brusco haciéndose de cartones amarillos.

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Ya en la recta final, cuando parecía que el marcador terminaría así, le llovieron dos más a las Centellas. Primero Alison González puso de pie a las presentes con el cañonazo desde media distancia y después Amyx, quien tenía poco de haber ingresado al campo y selló con el tercero de la tarde. El silbatazo final sonó y los rostros de las rojiblancas decían todo.