25, marzo 2020 - 23:34
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No fue fácil encontrar a Antonio Carbajal, a las 10:00 horas el primer intentó de contactarlo vía telefónica falló, el segundo fue exitoso a medias. Su hija contestó. “¿Llamas por el fallecimiento de Nacho Trelles?, “sí”, fue la respuesta.
“Te pido que busques a mi papá después de la 1 de la tarde, todavía no le damos la noticia, va a ser fuerte para él, compréndeme, es una persona adulta también”, fue la petición.
A las 13:16 se realizó la llamada. La Tota contestó.
Antonio respondió amable y rápido se pronunció sobre su amigo: “Se fue uno de los grandes”, dijo el legendario jugador. Las anécdotas brotaron al instante “Nachito sacaba sistemas de juego de donde Dios le daba a entender, fue una adelantado a su época”
La Tota recordó la ocasión que Trelles se metió al campo en medio de un juego de eliminatoria mundialista: “En ocasiones había que hacer tiempo, me quedó claro en un partido que estábamos jugando contra Costa Rica, el rival estaba encima de mí, podía caer el gol, entonces Nacho se metió conduciendo el balón por toda la media cancha, los jugadores ticos se molestaron con mucha razón, pero nosotros lo protegimos, en ese momento entre reclamos se acabó el partido y calificamos al Mundial”, contó.
Nacho “siempre se las ingeniaba para que nosotros siempre estuviéramos atentos, sacáramos algo de donde fuera para salir adelante”.
Que Trelles fuera su técnico en el Tricolor fue algo que siempre agradeció: “Estuve en tres mundiales con él, siempre fueron los mismos consejos, los mismos regaños, era un padre para nosotros, en ese entonces yo era muy joven, tenía 17 años, necesitaba un jalón de orejas, la mayoría de nosotros éramos de la misma edad”, contó.
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Una de tantas lecciones se dio en la concentración del Tricolor en la Ciudad de México, el Tricolor se preparaba para participar en el Mundial de Inglaterra 1966: “En una ocasión casi nos baja los pantalones y nos da una nalgada”, carcajeó Antonio.
Carbajal relató ese episodio: “Estábamos concentrados en el Distrito Federal, recuerdo que había un concurso de baile, todos nos juntamos y le pedimos permiso a Nacho para descansar, le dijimos que queríamos ver a nuestras familias. Todos nos pusimos de acuerdo y que nos vamos a bailar”.
En el mejor momento de la noche la felicidad terminó: “Apenas estábamos calentando motores, bailando y vemos a un ser extraño en medio de nosotros, era Nacho que estaba disfrazado, qué van a querer nos decía, nos regañó delante de todos y nos sacó de ese lugar”, contó entre risas.