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Mira

11, diciembre 2019 - 1:00

┃ Brian Sales

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Fotos: Jam media

Pasaron ya 15 años del zapatazo de Francisco Kikín Fonseca en el demolido Tec de Monterrey. Ahí, Archundia decretó el final del partido y, con él, al primer bicampeón en los torneos cortos del futbol mexicano. De la mano de Hugo Sánchez, Pumas alcanzó la máxima distinción a la que ha llegado un club en la ahora llamada Liga MX.

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A lo largo de tres lustros, los felinos sólo alzaron el título en dos ocasiones, en el 2009, ante Pachuca, y en el 2011, ante Morelia. Se quedaron cerca en el 2007 y en el 2015, pero cayeron en la instancia final ante Atlante y Tigres, respectivamente.

De aquellos protagonistas, muchos tomaron el camino del futbol tras el retiro. Algunos como Diego Alonso, Gonzalo Pineda, Gerardo Galindo, Joaquín del Olmo y Jaime Lozano se perfilaron hacia los banquillos, mientras que Joaquín Beltrán y Leandro Augusto optaron por los puestos directivos, los de oficina.

La clave del bicampeonato es la que siempre le ha rendido a Pumas desde sus orígenes. Una buena camada de canteranos talentosos, arropados por pocos extranjeros, pero de calidad. La misma dosis se repitió durante los años en los que los felinos brillaron. Cuando no, fue a la inversa, una mala generación de juveniles y pésimos fichajes, mismos que fueron cuestionables desde su presentación.

Actualmente, de la ideología de aquellos tiempos ya queda poco. Los universitarios se encuentran en una reestructuración total para retomar el protagonismo. Durante la gestión de Rodrigo Ares de Parga, como presidente del Club Universidad, fue una semifinal, en la que cayeron goleados en el partido de vuelta ante el acérrimo rival, el América.

Para Kevin Escamilla la reducción de extranjeros es un acierto

Con la llegada de Leopoldo Silva y la ratificación de Jesús Ramírez como presidente deportivo y Miguel González como estratega, Pumas afronta un nuevo reto, el de volver a las bases y al protagonismo, mismos del que están ausentes desde el 2015.

De los que conformaron la alineación aquella noche del 2004, no queda ninguno en la institución. El último que aún formaba parte era Leandro Augusto, quien salió hace algunas semanas del organigrama del Club Universidad. A tres lustros, la institución sigue en obra, con mucho por hacer y sin tiempo de entrega para volver a satisfacer a sus aficionados.

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