Las Águilas no quieren desperdiciar las opciones que les está dejando Dallas en la división Este de la Conferencia Nacional, y sacaron un sufrido triunfo en el cierre de la Semana 14.

Filadelfia aprovechó su condición de local para superar 23-17 a unos Gigantes de Nueva York que siguen encadenando reveses, con todo y el regreso a la titularidad de Eli Manning.

Una segunda mitad perfecta les permitió a los campeones del Super Bowl LII remontar una desventaja de 14 puntos, y de la mano de Carson Wentz sellaron su sexto éxito en la temporada.

EL JUEGO

Las batallas divisionales siempre son de pronóstico reservado, da igual la forma en la que llegan. Gigantes y Águilas, dos equipos con marca perdedora, regalaron un gran partido en lo que fue el regreso del histórico Eli Manning a la titularidad.

Lejos de mostrarse oxidado, el ganador de dos Super Bowls con los neoyorquinos lució de gran forma, al menos durante la primera mitad. Tras un primer cuarto sin puntos en el marcador, la visita consiguió 17 puntos, 14 de ellos gracias a los dos pases de touchdown del menor de los Manning.

Nueva York estaba dando la campanada (17-3), esfumando las opciones de Filadelfia por meterse a la postemporada. Los pupilos de Doug Pederson reaccionaron cuando menos lo esperaban. Tras una serie de abucheos de la fanaticada, Carson Wentz empezó a mover las cadenas y Boston Scott brilló en lo que terminó siendo su mejor partido en la NFL.

Los locales lograron empatar la contienda con una anotación de Scott y una segunda del ala cerrada Zach Ertz con menos de dos minutos en el reloj. Todavía ambos equipos iban a tener la serie definitiva, pero ninguno pudo evitar el tiempo extra.

Ya en el agregado, Filadelfia ganó el volado y ahí se definió la contienda. La ofensiva de las Águilas en ritmo es garantía y así lo hicieron, primero por tierra con Scott y Myles Sanders, serie que se definió con un envío de dos yardas de nueva cuenta con Erzt.

Nueva York no pudo regresar a la victoria ni con Eli Manning en los controles, y ya llevan nueve tropiezos en fila y contando.

Filadelfia contabilizó un total de 418 yardas totales, por únicamente 255 de su oponente, y tuvieron a su favor el único balón suelto que hubo en el partido.