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23, noviembre 2019 - 1:17

┃ Yael Rueda

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POR YAEL RUEDA

FOTO ARCHIVO ESTO

La luz de Carlos Salcido, como profesional, está a punto de extinguirse. El mítico zaguero puede presumir que lo hará como leyenda del futbol mexicano. El nacido en Ocotlán, Jalisco, vive un cuento de hadas, porque esta noche colgará los botines ante el equipo de sus amores, Guadalajara, altar del que levantó el máximo trofeo de la Liga MX. Al respecto, Antonio Torres Servín, su compañero de fórmula en la lejana temporada de Invierno 2001 -la de su debut-, asegura que el Salcita, como lo entomataba la enajenante telera, se ha ganado un lugar como histórico en el deporte de las patadas.

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“Creo que Carlos es una leyenda, un emblema del futbol mexicano”, valora el ahora estratega. “Fue campeón en varios equipos en los que él jugó, y no es fácil alcanzar lo que consiguió, porque hasta la fecha su disciplina lo ha llevado, a los 38 o 39 años, a seguir activo como profesional”, abunda en charla con ESTO. “Es un tipo muy comprometido, un ejemplo para los chavos y para el futbol mexicano. Cuando tienes ganas, condiciones y quieres, se puede”, resume sonriente.

Para Toño, la carrera de Salcido ha sido a prueba de obstáculos, y parte de ello es el cierre que ha tenido, dentro de una escuadra plagada de problemas, como lo es Veracruz, donde preserva intacta su dignidad. “Yo creo que quizá por su trayectoria debió haber tenido un mejor retiro, pero en su momento son decisiones que él tomó. En el momento le atrajo el proyecto de Veracruz y unas veces no sabes, seguramente fue con la mejor ilusión de hacer un gran torneo, para despedirse bien. Es un cuate que a lo mejor no se negó a esa posibilidad y fue una decisión que tomó, pero por su trayectoria, a lo mejor merecía un mejor retiro”, sentencia.

Torres Servín recuerda que la seriedad con la que Salcido entrenaba llamó la atención de Óscar Ruggeri. “En 2001 Carlos estaba en el Tapatío, de la Segunda División, que es de donde se surtía el primer equipo. A Chivas lo dirigía Ruggeri y siempre nos quedábamos viendo entrenar al Tapatío. Era un chavo muy serio, que la tenía muy clara. Desde chico fue muy profesional, fue de las cosas que le llamaron la atención a Óscar. Era un chamaco con buenas condiciones físicas y técnicas; un cuate disciplinado, que tenía mucha ambición y comprometido con su profesión”, expresa.

El fuelle y esa gran condición física le permitieron adaptarse a varias posiciones. “Fíjate que se fue dando poco a poco; si no mal recuerdo, cuando él estaba en el Tapatío, jugaba como central; después lo colocaron de contención y él tenía buena salida. Tácticamente era muy disciplinado, presumía excelente visión de campo; leía bien los partido, por eso podía jugar de recuperador, central y lateral. Gozaba de grandes cualidades y se le veía, desde chico, su técnica y lectura. Esas razones ayudaron a que se adaptara en distintas zonas del campo”, recuerda Torres Servín.

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La carrera de Salcido vive su ocaso. Hoy colgará los botines después de 90 minutos en el estadio Akron. Lo hará en las filas del Veracruz frente a Chivas. El adiós al ídolo… que da pie a la leyenda.

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