POR ARTURO LÓPEZ ESCALONA

No cabe duda por qué el Gran Premio de México es nombrado el mejor de la Fórmula Uno por cuatro años consecutivos y también es acreedor al título del Mejor Evento Deportivo en Vivo.
El colorido de la riqueza mexicana es lo que hace única esta fecha del campeonato mundial de la categoría reina, los atuendos típicos mexicanos, los trajes de mariachi, los disfraces, el recuerdo de nuestros ancestros que dejan maravillados a propios y extraños, eso es lo que hace diferente al del resto del mundo.

En la pista, los 20 pilotos dispuestos a desfilar frente a la multitud quienes los reconoce como los modernos héroes de la máxima categoría, quienes a bordo de los autos clásicos acompañados por Fermín Catrín y Mario Achi, saludan al público que retrata las gradas del Foro Sol y que a su paso por la recta principal del Autódromo Hermanos Rodríguez, los gritos de exclamaciones se hacen presentes y comienzan a gritar el nombre de sus favoritos.
Se oye con fuerza el grito de “Checo, Checo”, pero también Lewis Hamilton, Max Verstappen, Sebastian Vettel, e incluso Charles Leclerc tienen su propia legión de seguidores.
Arriba, en las tribunas, bajo una mañana soleada de domingo, el clima hizo tregua después de una semana lluviosa, la humedad se convierte en vapor, las gorras, los lentes oscuros, las camisetas de los equipos, las máscaras de luchadores y el bloqueador solar son recurrentes para tratar de mitigar el calor, qué mejor que con una cerveza helada, un vaso de refresco o una botella de agua bien fría.

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No cabe duda, que el automovilismo une a la multitud, desde niños, niñas, hombres y mujeres, familias enteras acuden para ser testigos de la historia y para ser por quinto año consecutivo el Mejor Gran Premio de la Fórmula Uno.