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Mira

8, octubre 2019 - 11:31

┃ ESTO

Tricolor

POR YAEL RUEDA
FOTOS: OSWALDO FIGUEROA

Sus miradas reflejan ilusión y ganas de trascender, la ligera sonrisa esboza hambre de triunfo y por supuesto la felicidad que no puede ocultarse por jugar la Copa del Mundo.
Desde muy temprano, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, los utileros de la Selección Sub-17 corrían de extremo a extremo con el material del equipo y para preparar los pases de abordar de los muchachos.

Un par de horas más tarde, los jugadores de la Selección arribaron al lugar, sin dudarlo, con las maletas llenas de ilusión y de elementos útiles para la distracción.

En una curiosa caja de madera, Efraín Álvarez es el encargado de llevar el más preciado tesoro de un muchacho de 17 años: el Play Station. Con él, los jóvenes futbolistas vivirán incansables tardes de FIFA. El futbol no para ni en los ratos de descanso.

Los seleccionados desayunaron rápido en un restaurante del inmueble y en fila salieron hacia la zona de revisión.

Algunos saludaron amablemente, otros simplemente levantaron el pulgar para las imágenes. En el caso de Bruce El-Mesmari, grabó una historia de Instagram a manera de despedida.

Un joven se separó del grupo. La familia de Emilio Lara llegó a la terminal dos para despedirse de su querido hijo. El ritual fue, quizá el de la mayoría de las familias mexicanas. La madre santiguó al muchacho para que tenga un buen viaje y un mejor torneo. Su padre lo abrazó y besó, mientras que su hermana le decía reiteradamente “te amamos mucho”. Al final, todos se fundieron en un emotivo abrazo.

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Los últimos en salir del restaurante fueron Marco Antonio Ruíz y su cuerpo técnico. “Chima” agradeció por la despedida. El resto dependerá de él y sus muchachos, la gloria los espera en Brasil.

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