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Mira

28, septiembre 2019 - 20:02

┃ Javier Juárez

Clasico-Nacional

Fotos: Ramón Romero

El pique clásico lo logró, la rivalidad entre amarillos y rojiblancos propició un lleno colorido en el Azteca. El nido azulcrema, instantes antes del juego, anunció la venta total de los boletos. América y Chivas, a pesar de atravesar baches, el del Rebaño más profundo, mostraron que su popularidad sigue intacta.

Las nubes negras amenazaron con llegar al lugar, sin embargo, se fueron y permitieron un ambiente agradable.

Las playeras con el escudo del América fueron muchas, pero se mezclaron con las miles de color rojo y blanco, el chiverío, de capa caída, enseñó que la capital es su segundo o tal vez, su primer hogar.

Las apuestas se pactaron entre amigos, novios o hermanos, cada bando seguro de ganar.

Varias melodías de José José se escucharon en las bocinas de varios automóviles y aparatos portátiles, el “Príncipe de la canción” estuvo presente, su repentina muerte conmovió a todos.

Pero la vida sigue, el folclore, típico de una batalla entre Águilas y rojiblancos fue incrementándose.

Más familias y seguidores, en metro, tren ligero, autobuses y automóviles particulares, llegaron al coloso de Santa Úrsula.

Asistentes de todas partes del país se unieron en el mítico inmueble, ell Clásico Nacional, el que mueve masas, logró lo que ninguno otro.

De a poco se oscureció, el caos y la fiesta creció.

Las barras, la “Monumental” y el “Ritual del Kaoz”, lideraron los cánticos para el América, del otro lado, la “Insurgencia” le dio respaldo a los tapatíos.

La mezcla de colores siguió en aumento, pero con tranquilidad

La avenida Tlalpan se colapsó, el estacionamiento también, fue momento de ingresar al estadio y observar una edición más del juego entre América y Chivas.

El Azteca se llenó, la pasión no caduca.

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