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24, agosto 2019 - 21:14

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ACCIONES 

POR RUBÉN BERISTÁIN
FOTOS: OSWALDO FIGUEROA Y MARTÍN MONTIEL

Todo fue gris, nublado, de esos partidos que de inmediato salen de la mente del aficionado. El estadio Azteca fue empañado por un aguacero que evitó un buen encuentro en la jornada seis del Apertura 2019.
Cruz Azul regresó a su templo y estuvieron cerca de su tercera victoria consecutiva, pero La Franja lo evitó, amargó la noche.

Los felices 400 partidos de Elías Hernández, que festejó con gol incluído, fueron arruinados por un Puebla que nunca dejó de luchar. Al final terminaron como unos auténticos aguafiestas, apoyados por el VAR y Omar Fernández, autor del tanto enfranjado.

Pudo terminar peor, pero apareció el portero Jesús Corona en el último minuto para salvar a los suyos gracias a un penalti atajado con maestría.

La Máquina fue detenida por el rival menos esperado. Los camoteros estuvieron cerca, pero al final ambos salieron con una lluvia muy ácida.

EL JUEGO

Cruz Azul tuvo varias sorpresas en su alineación. Adrián Aldrete, Igor Lichnovsky y Roberto Alvarado, titulares en las cinco jornadas anteriores, probaron la amargura del banquillo. En su lugar estuvieron de arranque los refuerzos Juan Escobar por la banda izquierda y Guillermo Fernández en el mediocampo, además de Elías Hernández en el ataque junto a Jonathan Rodríguez y Milton Caraglio. La competencia interna está a tope con el estratega Pedro Caixinha.

Puebla llegó alicaído, como auténtica víctima y con la esperanza de despertar. Así inició la era post-Chelis y con ella varios cambios en la alineación titular. De entrada, Maximiliano Perg y Carlos Rodríguez volvieron a la zaga poblana. Néstor Vidrio y Daniel Arreola, indiscutibles en la zaga con José Luis Sánchez Solá, ahora pagaron su salida. En el ataque apareció el joven Omar Fernández y la estrella Matías Alustiza quedó como suplente.

Los de la Angelópolis iniciaron con un nuevo brío en búsqueda de sumar su primera victoria del torneo. La insistencia poblana fue mucha y sorprendieron desde el silbatazo inicial. Los cementeros no se esperaban tal asedio, pero supieron controlarlo de gran forma.

Del otro lado del campo, la defensa de La Franja fue impenetrable, hecha de auténtico cemento. El portero Nikolas Vikonis ni se inmutó, mucho menos se ensució.

Los primeros minutos fueron fríos. Quizá la lluvia que se presentó al sur de la capital espantó a la afición celeste. El Coloso de Santa Úrsula lució semivacío. Ya es un recinto que no pesa como antaño y lució una entrada pobre.

La displicencia contagió a los jugadores de ambas plantillas. El campo mojado complicó la generación de fútbol y las ideas se nublaron por completo. Fueron instantes de aburrimiento, sin ninguna emoción.
La Máquina agarró velocidad y rompió la perfecta línea defensiva de su rival. Así fue como apareció Jonathan Rodríguez, con la oportunidad inmejorable de abrir el marcador. El uruguayo pecó de individualista y a pesar de que mostró su habilidad, mandó la redonda por un lado. De inmediato se llevó las manos al rostro. Desaprovechó una inmejorable oportunidad para su reencuentro con las redes.

Las emociones incrementaron ligeramente, sin embargo, eso no impidió el sonoro abucheo. El descanso ya era obligado para recomponer ideas y el sol saliera para cualquiera de los dos equipos en el campo.
El complemento mejoró de forma notable. Tal parece que el regaño del técnico portugués causó efecto inmediato en sus pupilos que se volcaron al frente en busca de la anotación del triunfo. Pero no contaron con la astucia, y suerte de la zaga camotera. El balón simplemente no quiso entrar.

Tuvo que aparecer el festejado de la noche para hacer estallar al Coloso. Elías Hernández lo buscó por todos lados y tuvo una linda recompensa. En su partido 400, se encontró un balón a modo y sin contemplación venció al cancerbero Nicolás Vikonis. Así festejó a lo grande con su gente, que no dejó de corear su nombre.

Puebla despertó de su letargo, Elías los invitó a la fiesta y asistieron con gran alegría. El VAR fue el asistente incómodo a la celebración y le arruinó todo a La Máquina. El joven Omar Fernández corrió como nunca en su vida, aprovechó su oportunidad y fue el aguafiestas mayor.

Sin embargo, hubo un santo que salvó el partido. Jesús Corona paró un penalti a Lucas Cavallini y se llevó los aplausos. Cruz Azul sigue sin perder, mientras que Puebla ya dio nuestras de resurrección. El peruano Juan Reynoso ahora tendrá la misión de levantarlos a como dé lugar.

EL DATO: Cruz Azul acumula nueve partidos invictos como local (6G 3E) con 17 goles a, favor y sólo 6 en contra.

GOLES