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9, agosto 2019 - 20:47

┃ ESTO

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Veracruz.- La marea sube y sube en el Puerto, no se ve para cuando vuelvan las aguas tranquilas a unos Tiburones que se hunden cada vez más. Veracruz llegó ayer a 30 partidos sin conocer la victoria, lo ganaban temprano, pudieron ampliar la ventaja y fallaron de forma increíble.

Del otro lado, Atlas le hizo honor a su mote y remontó con esa “Furia” rojinegra que su gente tanto espera. Marcelo Correa y Osvaldo Martínez fueron los anotadores y firmaron el 1-2 definitivo.

La Academia hundió más a los Escualos y de paso, volvió a sumar en la porcentual.

EL JUEGO

Las heridas de los Tiburones llegaron más que abiertas a la cita de anoche. Los siete goles recibidos la semana pasada todavía calaban hondo en el orgullo jarocho. Solamente una victoria podría sanar un poco el dalo, principalmente por el hecho de llevar a cuestas 29 encuentros sin probar las dulces mieles del triunfo.

Parecía que esta vez, los escualos podrían darles una alegría a sus hinchas. Mostraban una buena actitud y la agresividad necesaria para aspirar a algo más.

Las redes se movieron temprano. El Tibu se fue al frente gracias a que aprovecharon una jugada a balón parado. Un tiro de esquina en el que la pelota voló hasta el centro del área, en donde el “Polaco” Menéndez ya esperaba ansioso para dar el martillazo letal. Cristian se avivó, se libró de Nervo y remató picado para batir a Vargas. ¡Gol de Veracruz!

Atlas había sido sorprendido. No esperaba el arranque veracruzano y menos esperaba irse al descanso con una desventaja mayor.
Y es que minutos antes del entretiempo, el juez marcó la pena máxima en favor de los de casa. La oportunidad era inmejorable, podían irse con el 2-0 a las regaderas. Kazim Richards se sintió seguro, perfiló, pateó y… ¡fuera!

Nadie daba crédito a lo que pasaba. El inglés ni siquiera atinó a la portería e incluso, se tiró después de la falla por una lesión que lo llevó a abandonar la cancha. Tal vez fue la vergüenza la que más lo lastimó por su error.
Para el complemento, Veracruz pagó cara la factura de haber perdonado. La Furia se hizo presente en el “Pirata” Fuente para revertir el marcador.

Primero fue Marcelo Correa. El argentino fue a pelear con gallardía una pelota mano a mano con el joven Luis Galicia. Con colmillo, el delantero atlista cargó legalmente a su rival para dejarlo fuera de combate. Ya en posesión de la de gajos, se escapó solo y su alma hasta el área, enfrentó a Jurado y lo venció con un toque sutil y cruzado. Así llegó el empate.

Los Tiburones no estaban dispuestos a que pasara un juego más sin ganar y propusieron un juego de ida y vuelta. Ahí estuvo su error. El fondo no les dio para aguantar ese ritmo.

La jugada decisiva vino de la mano del VAR. El silbante no se había percatado de una mano de Gutiérrez dentro del área. Desde arriba le avisaron y tras la revisión se decretó la pena máxima.

Desde los 11 pasos no había nadie mejor para cobrar que Osvaldo Martínez. El capitán cargó el fusil de su pierna derecha y disparó con colocación y lujo de violencia. ¡Gol de Atlas!

El tiempo se diluyó como agua para los del Puerto. La historia se repitió como en los 29 juegos anteriores y otra vez se fueron con la cabeza abajo. Por el contrario, Atlas volvió a sumar y toma cada vez más distancia en su lucha particular por no descender.

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