1, febrero 2019 - 20:08
pablolariosi
Foto: Twitter @iwasaki_pablo
POR ROGER MIXCÓAC
Zacatepec.- El portero mundialista de México ’86 pisó por última vez el estadio que muchas satisfacciones le dio, el Agustín “Coruco” Díaz. Procedente de Puebla, el cuerpo de uno de los grandes exponentes del futbol mexicano llegó a Zacatepec, donde fue recibido con una lluvia de aplausos. Las lágrimas no se hicieron esperar entre los presentes; amigos, familiares y seguidores llegaron al emblemático estadio para despedir al grande Pablo Larios Iwasaki.
En las tribunas resonaban las porras, gritos y ovaciones para el portero.
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Tras las diversas guardias de honor que realizaron familiares, amigos y seguidores, se realizó el acto religioso, en el que se pidió por el eterno descanso del portero; posteriormente, lo pasaron por la portería que defendió con tanta valentía cada vez que los cañeros del Zacatepec salían a las canchas. Ahí, en el Coruco, escribió una historia inolvidable. En esa portería no pasaban “ni las moscas”.
Luego de su paso por Zacatepec, Pablo Larios llegó a la Máquina celeste, donde su gran desempeño como arquero lo llevó a la selección nacional y de ahí al Mundial de 1986, donde únicamente lograron anotarle dos goles.
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Entre los deportistas que llegaron y dirigentes se encontraban Alfredo Rodríguez el verdadero dueño de los Cañeros del Zacatepec, José Luis Huerta Romero Premio estatal del Deporte, Arturo “Tigre” Betancourt directivo del Zacatepec desde 1950 a 1980 y quien llevó el futbol a los Estados Unidos, Osiris Pasos director del Instituto del Deporte, Gilberto Alcalá Pineda exárbitro de FIFA, Mario Hernández director del Deporte de Zacatepec