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10, octubre 2018 - 2:15

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QUETA-8

Sólo recuerda que comenzó a escalar las escaleras, concentrada en llegar hasta el pebetero y encenderlo.

Era una misión que le tenía guardada la historia del deporte en los Juegos Olímpicos de México 68. Por lo que Enriqueta Basilio cumplió, pero sólo hasta que vio el fuego se dio cuenta de las multitudes y las algarabías que habían estallado en el Estadio de Ciudad Universitaria.

Así ha narrado cientos de veces la atleta su paso en este encuentro, donde por primera vez una mujer encendía un pebetero olímpico, un día 12 de octubre.

Basilio en ese entonces era una joven de 20 años, que era campeona nacional en la categoría de 80 metros con vallas.

Ella no contaba con experiencia internacional, más que de unos Juegos Panamericanos en Canadá 1967 y una en Cuba antes de los Olímpicos.

Para ella fue una gran hazaña porque solamente tuvo dos días para ensayar la subida al pebetero. Los nervios estaban por todo su cuerpo. Era algo temerario porque además había gente que desconfiaba tan solo por el hecho de ser mujer.

Así que ella se envalentonó y lo hizo. Alcanzó la cúspide de los 92 escalones y su imagen recorrió el mundo. México con ello le daba presencia a la mujer en este encuentro. Escribiendo su nombre con letras de oro. Un acontecimiento que, a 50 años de haber sucedido, su imagen sigue recorriendo el mundo cuando se habla de unos Juegos Olímpicos.

ANTORCHA

A los 11 años de edad le tocó portar una antorcha en una ceremonia escolar. Desde entonces se fue imaginando qué se sentiría hacerlo en lo máximo del deporte.

Fue una atleta que se formó en los campos, los ejidos y el inmenso calor de Mexicali. De ahí su fuerza para presentarse primero en cualquier competencia nacional. Aunque al inicio sus padres se opusieran a que viajara a otros estados.

Su descubridor fue el entrenador polaco Vladimir Puzio. Fue quien la preparó para competir en los Juegos. Sin saber ella ni él, que sería la indicada para portar la antorcha olímpica, cumpliendo así con lo que el destino le tenía preparado.

ACTUALIDAD

Ahora Queta se encuentra delicada de salud por una enfermedad crónica. Es madre de tres hijos; Mario, Enriqueta y Oliver, tiene una nieta: Constanza.

DATO: Ese día del encendido, hubo 80 mil espectadores en el estadio, además de 7 mil 226 deportistas y 119 banderas de los países que participaron.

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