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11, septiembre 2018 - 12:36

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POR JAVIER MALDONADO

La vida de Diego Armando Maradona, director técnico de los Dorados de Sinaloa, ha sido siempre un sube y baja de emociones. Desde la infancia, el “Pelusa”, como le decían, tuvo que sortear innumerables obstáculos para poder cumplir el sueño de ser futbolistas. Las cosas no fueron sencillas, sin embargo, en cuanto tuvo un balón en sus pies no lo soltó jamás.

Maradona es el quinto hijo de Diego Maradona (padre) y Salvadora Franco. Fue el primer varón, lo cual despertó un vínculo especial con su madre, quien siempre tuvo un trato especial con “El 10”.

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En varias entrevistas, Maradona ha explicado con añoranza su infancia, una niñez caracterizada por la carencia y la lucha diaria. Cuenta que su madre se veía obligada a fingir malestares estomacales para ceder su parte de la comida a sus hijos, el padre trabajaba incansablemente por llevar el pan a la casa. Como el preferido de su madre, siempre recibía el pedazo de carne más grande, a diferencia de sus hermanas, quienes recibían mayor cantidad de ensalada para disimular el reparto desigual.

Uno de los recuerdos del “Pelusa” es cuando se escondía entre las hierbas que circundaban la casa para que su madre no lo llevara a la escuela. Y es que los sueños de Maradona dormían en otro lugar. Lo suyo era el potrero, jugar con los amigos, patear la pelota, jugar en Primera.

Otro evento que lo marcó fue aquella vez que fue a jugar futbol a pesar que sus padres se lo habían prohibido, regresó de la casa sucio, con los zapatos desgastados, su padre enfureció y comenzó a agredirlo, hasta que su madre detuvo el acto y amenazó a su marido con las palabras, “si tocás a mi hijo, esta noche que duermas, te mato”.

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El primer trabajo del astro argentino fue a los 13 años, en una empresa de desinfección en el puente de San Martín, sus jornadas eran desde las siete de la mañana. El delantero zurdo pasaba por los edificios, comenzaba en los sótanos, donde colocaba sobres con veneno en los rincones.

Su primer balón fue un regalo de su primo Beto, era una bola de cuero blanca número uno, Maradona recordó que fue uno de los momentos más felices de su vida, ya que durmió abrazando el esférico. Luego, con los años, vino el potrero, el fútbol, la fama, los escándalos.