POR JORGE BRIONES

La reconstrucción en Indianápolis se ha convertido en algo prioritario para una franquicia que ha navegado las últimas campañas por la mediocridad.

Sin líder en la cancha, los ya ex pupilos de Chuck Pagano pelearon por los últimos lugares de la liga y en gran parte se debió a que no contaron con su estelar jugador: Andrew Luck.

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En una liga de pasadores, si no cuentas con el titular y máximo referente de la plantilla, aunado a que la defensiva no es el punto fuerte, estás destinado a pelear por las primeras selecciones del Draft.

En el 2017 terminaron con registro de 4-12, muy lejos de la zona de playoffs. Ya acumulan tres años sin postemporada y ese tiempo es una eternidad para un equipo que tiene puestas sus esperanzas en Luck.

La defensiva tiene las mismas desventajas que ha tenido durante la última época. Débil contra el juego por tierra y oportunista por aire. Al ataque ya no cuentan con los acarreos, cortos y constantes, de Frank Gore. Toda la responsabilidad volverá a caer en manos del #12, y sabemos que por talento no paran los Potros.