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13, febrero 2018 - 21:15

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lobos

Puebla.- Después del envión anímico tras vencer a Atlas, Lobos recibió al campeón Tigres. El conjunto felino se quedó en desventaja desde muy temprano con la expulsión de Carioca. Los locales quisieron cazar a su presa quien estuvo siempre en desventaja. Las ganas y el corazón no bastaron para romper la paridad en el marcador, el cual se fue con un 0-0 final. Al final se repartieron los puntos y fue un empate que le supo a oro molido a los Tigres, mientras que Lobos debe sumar si quiere salir de la zona baja de la tabla del cociente.

EL JUEGO

Con la confianza en alto después del triunfo ante Atlas hace unos días, los Lobos salieron de caza. El frío aderezo su hábitat natural. Se reencontraron con la pelota y desde el primer minuto apretaron a un Tigres que no pudo acoplarse al gélido clima, pese a que están acostumbrados a las bajas temperaturas.

No pasó mucho tiempo para que la buena organización de los dirigidos por Puente Jr. tuviera frutos. Julián Quiñones, figura del juego pasado, metió un diparo raso y muy potente; sin embargo, el esférico se quedó en los guantes de Nahuel Guzmán, quien se estiró cual largo es para matar las aspiraciones de la mordida del lobo.

Tigres quiso responder pronto, pues se estaba metiendo a una cueva en la que la luz no llega. Un pase a profundidad del “Chaca” Rodríguez buscando a Vargas se quedó en los guantes de Villapando.

El juego vivió su primer dramatismo cuando Rafael Carioca se fue expulsado por un pisotón sobre Jordan Sierra. Óscar Macías Romo no se tentó el corazón para echar al elemento felino que echó humo.

Fue en ese momento cuando la afición local apretó con todo e hizo sentir la localía.

La primera de peligro real llegó por la banda izquierda,  Alberto Acosta intentó con un disparo de pierna derecha que se fue por arriba de la meta de Villalpando.

Tigres se acomodó mejor en el terreno de juego y se hizo de la posesión del esférico. No se la prestó a un Lobos que bajó la guardia por un momento.

El juego se trabó un poco en medio campo y no hubo claridad para niguno de los dos equipos.

Cuando agonizaba el primer tiempo, Ismael Sosa quedó mano a mano contra Villalpando después de una pared con Gignac. El arquero salió valiente y achicó para dejar sin ángulo al argentino que impactó su disparo en la humanidad del arquero. Producto de la jugada, ambos tuvieron un choque que los dejó tendidos por minutos en el terreno de juego. No hubo nada que lamentar después del ingreso de la asistencia médica. Con dicha jugada llegó el fin de los primeros 45 minutos.

Como buena manada, el conjunto local salió inspirado para la segunda parte y jaló parejo en defensa y ataque. Los intentos por cazar al tigre no cesaron, aunque no tenían éxito.

Quiñones no pudo controlar el balón dentro del área y se perdió lo que pudo ser el primer grito de gol en la noche.

Tigres no se quedó atrás e intentó por conducto de su estrella francesa en la delantera, pero Gignac hizo la misma jugada en todas las oportunidades que tuvo. Encaró hasta llegar al pico del área grande y recortó para que su disparo se quedara en las piernas de un defensa.

Sin sacar las garras, los universitarios lucían como un tigrillo.

Luego de un error en la zaga de los visitantes, la pelota quedó solita en la media luna, por lo que cortez llegó a impactar, pero Nahuel recostó de buena forma.

La segunda clara fue por conducto de Irven Ávila, quien se quitó a Nahuel Guzmán en el área grande para quedar solo frente al marco; sin embargo, el balón se alargó mucho y sin mucho ángulo de disparo, éste pegó en el poste y abandonó la cancha. Los localos seguían avisando que en su cueva ellos mandan.

Edu Vargas pretendió callar el Olímpico BUAP cuando con una volea de media vuelta quiso vencer a Villalpando, quien se limitó a ver cómo se movió la red. Afortunadamente para el guardameta, el balón se escapó por un lado.

Facundo Erpen se elevó cuan alto es para rematar de cabeza un tiro de esquina. Los locales, con la necesidad de puntos y siendo amos y señores del partido desde el silbatazo inicial, presionaron con todo su arsenal.

Enner Valencia, recién ingresado, afiló las garras, pero no pudo morder el arco de Villalpando. Su disparo salió muy elevado.

Aunque el partido agonizaba, los intentos de Lobos no. Hicieron lo que pudieron para lastimar a un rival que desde muy temprano estuvo en inferioridad numérica, pese a eso, la cueva no hizo que el campeón se achicara. Un empate que a los Tigres le supo a gloria, pero un cero a cero que a Lobos no le hizo justicia.

MxM

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