Toreros van, toreros vienen.
Llegan nuevos públicos y novedosas tendencias.
Nacen ganaderías, se refrescan algunas más.
Época de oro, tiempos modernos, siglo XXI.
Testigo fiel de la transición es el maestro regiomontano
Eloy Cavazos. Ultima pieza del tablero que permanece indeleble, estoico, atestiguando las partidas que generan las estrategias actuales de una fiesta brava cada vez más alejada de aquel tiempo brillante.
Es el maestro de Ciudad Guadalupe, Nuevo León, quien nos recuerda las grandes historias de ciclos colmados de grandeza, que dieron lustre a la Tauromaquia Mexicana con toreros como el propio Eloy y sin él la historia no se hubiera escrito igual.
A punto de cumplir 68 años de edad y 51 de alternativa, “El Pequeño Gran Gigante” continua vigente, con la ilusión del novillero y la energía del adolescente.
El maestro festejará su cumpleaños el próximo 25, mientras que el 28 es su
Aniversario de alternativa y como remate, el 29 la
Plaza Monumental de
Monterrey cumple 80 años.
POR LA GRACIA DE DIOS
“Diosito me dio la dicha de tomar la alternativa tres días antes de mi cumpleaños.
Lo festejaré toreando dos toritos en casa; que
Dios me conceda un años más de vida y de alternativa es algo sumamente maravilloso”, expresó el maestro
Cavazos desde la comodidad de su casa, vía telefónica a
ESTO.
-¿Aquel toro
Generoso de Mimiahuapam (de la alternativa) no se le olvida?
“Lo recuerdo perfectamente bien, fue un numero 69.
Gracias a Dios le pude cortar una oreja, estaba muy verde en ese entonces, había toreado algunas novilladas y no estaba muy puesto para enfrentar al toro. Ese día alterné con dos grande figuras: mi padrino don
Antonio Velásquez y de testigo
Manolo Martínez, que llevaba un año ya de alternativa, estaba en su mero apogeo. Fue una tarde difícil para mí, pero gracias a una gran estocada al toro de mi alternativa pude cortar las orejas”.
-¿Recuerda las palabras que le dijo su padrino al cederle la alternativa?
“Palabras más, palabras menos, me dijo: ‘
En el morrillo de los toros esta una casa para tu madre y ser figura del toreo’. Que ahí estaba todo lo que yo soñaba; me deseó suerte y que siempre tuviera mucha disciplina en el torero”.
-Y vaya que ha guardado disciplina todos estos años, es usted de los toreros mejor conservados y
entrena como si toreara cada ocho días.
“Bueno, esa ha sido una motivación importante para mi vida. Siempre digo que el
domingo toreo; me duermo y levanto muy temprano, sigo sin fumar y sin tomar. Y digo que todos los domingos toreo porque nunca falta quien me invite a alguna ganadería, como este jueves, que estaré en La Playa, tentando dos sementales. Pero eso sí, mis facultades ya no son las mismas”.
-¿Qué fue lo que se compró con el primer sueldo que ganó?
“Si, lo recuerdo. El dinero me lo dieron ocho días antes y mi papá compro un terreno en
Ciudad Guadalupe, tenía 15 de frente por 60 de largo. Estaba desértico, pero mi papá decía que algún día iban a pavimentar y a la vuelta de unos años así fue. Ahí le construí su casa a mi mamá, que vine terminando a
finales de 1967”.
-¿Por que fue torero?
“Más que todo por la gracia de Dios. Y segunda, por que
César Garza y
Remigio González eran dueños de la
Plaza de madera que había en Ciudad Guadalupe y le ofrecieron a mi papá el trabajo de guarda plaza. Nos llevó a toda la familia, incluso ahí nacieron dos de mis hermanos,
Maria Antonieta y
Juan Antonio; David llegó en brazos y yo de unos tres añitos. Y pos ya sabrás, me nació la ilusión de ser como las grandes figuras del toreo”.
-¿Qué sabor tiene de la Fiesta?
“Le debo toro, hogar, hijos y haber hecho muy feliz a mis padres sacándolos de una vecindad.
A la Fiesta le debo todo. Soy un hombre muy afortunado y si volvería a nacer le
pediría a
Dios volver a ser torero”.
-Pero además usted ha sido el último matador mexicano en salir por la
Puerta Grande de Madrid, ¡hace 45 años!
“No creas que siento mucho orgullo,
Me da felicidad ser torero de Puerta Grande y haber podido cortar seis orejas en Madrid y salir dos veces a hombros, pero me gustaría por el bien de la fiesta brava mexicana que se abriera nuevamente por un torero mexicano”.
-¿Cómo se vive una salida a hombros de
Las Ventas?
“Cuando salí por vez primera créeme que no sentí lo que tenía que sentir; corté una oreja al primer toro, que fue de mi confirmación y otra al segundo. Pero cuando sentí la verdadera felicidad fue en la segunda Puerta Grande, por que recuerdo que ya no quería ir a España, ya que me habían pegado una cornada fuerte en el pecho y tenía mucho miedo.
Volver y cortar dos orejas a un solo toro, hasta me rodaron las lagrimas”.
-¿Qué recuerdos tiene de la
Monumental Monterrey?
“El recuerdo más fresco fue el día de mi despedida, ¡qué tarde! Ese gran ganadero que es Javier Bernaldo me mandó un par de toros extraordinarios; imagínate cortar dos rabo. Fue algo sensacional, por que estuvo toda mi familia y amigos”.
Como es su costumbre, el maestro Eloy no deja de agradecer al
Diario de los
Deportistas el apoyo que recibió.
“Muchas gracias al diario
ESTO, que me apoyó desde el primes día que me vestí de torero, me dio la bendición para que me conociera la gente. Mi más grande agradecimiento”, concluyó.