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Mira

18, mayo 2017 - 20:35

┃ Héctor Reyes

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Antes tenía la ilusión de caminar, pero ahora la silla de ruedas es una extensión de su cuerpo y de su vida, luego de que el destino la postró físicamente, pero dejó intacto el espíritu de la atleta Lucero Anahí Vázquez Olvera, especialista en los 100 y 200 metros, quien se recupera de una cirugía de la columna vertebral que la dejó fuera de los Juegos  Paralímpicos de Río 2016.

El pasado 23 de septiembre,  con el apoyo de la medallista paralímpica Patricia Bárcenas y el movimiento Unidos por el Deporte, la CONADE hizo efectivo el seguro para la intervención quirúrgica, una espera de ocho meses que pudo ser de fatales consecuencias, ya que la inflamación y el dolor eran insoportables.

“Era horrible, recuerdo que llegaba a la casa cuando venía a entrenar y llegó el momento que le dije a mi mamá: sabes qué, ya no voy a ir al Paralímpico, me duele. Y llegaba el momento que ni me paraba de la cama a veces me dolía mucho. Fue cuando no me hacían caso en la CONADE”.

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Lucero sufrió un accidente en su casa, cuando tenía año y medio y dejó de caminar por el resto de su vida, tuvo de una lesión de médula incompleta.

“Vas a estar siempre en la silla, después me dije que ni modo, me tengo que adaptar a eso y ahora con las cosas que me han pasado, aparte de la cirugía, estoy muy a gusto con mi vida, siento que no la cambiaría”, dijo.

Durante un entrenamiento sufrió una caída que le aflojó las placas. Con cinco años de entrenamiento, los Juegos Panamericanos de Toronto fueron su primera incursión internacional, en donde fue quinta en los 100 metros planos, a los 19 años. Este problema frenó el progreso se llevaba, el especialista en columna Martín Enrique Rosales Muñoz, incluso le advirtió que era posible que ya no pudiera hacer deporte, nuevamente.

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A pesar de que se deprimió mucho, no todo estaba perdido y desde marzo regresó al Centro Paralímpico Mexicano para su rehabilitación en el gimnasio, lleva su vida normal y espera el resultado del examen que hizo del CENEVAL para ver si estudiará diseño gráfico o derecho.

Marco Caballero, atleta de medio fondo es su novio y hace tres meses le adaptó en el carro de Lucero, dos bastones en el freno y acelerador para que pudiera conducir, ya que sus padres trabajan y ella tiene que moverse de Ecatepec al Centro Paralímpico.

Superó las fases depresivas, cuando no quería salir de su habitación gracias al apoyo de sus vecinas Mimi y Juanita, quienes la invitaron a hacer deporte. Comenzó en danza, pero no le gustó, necesitaba la adrenalina de la competencia, conoció a los experimentados Martín Velasco y Alfonso Zaragoza, los vio correr y exclamó, “¡de aquí soy!”.

Admira entre otros atletas al ganador del Premio Nacional de Deportes Aarón Gordián, con el que intercambió experiencias y en el futuro quiere dar el salto a la maratón como los grandes.  Ahora tiene que recuperar la forma física y competitiva. Ya sueña con los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

Aunque la atleta de 21 años consideró que su futuro es un poco borroso, afirmó: “Le estoy echando muchas ganas para  recuperarme y estoy muy ansiosa de subir a la silla –  porque amo la pista y mi silla-, no sé si  lo vuelva a hacer igual, pero me gustaría tener mejor del nivel. No sé si lo vuelva a hacer, me gustaría mucho, estoy trabajando para eso”, con la voz ahogada, insistió.

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