7, octubre 2014 - 13:57
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Notimex
Desde los cuatro años de edad, Damián Villa supo que su destino estaba en el taekwondo, por ello sus principales recuerdos son esos días en que su padre Octavio lo ayudaba a ponerse el dobok para ir a la práctica y comenzar a dibujar aquello que le daría satisfacciones a nivel mundial, hasta llevarlo a estar entre los mejores del orbe.
“Éste soy yo, a los cuatro años de edad”, expresó Damián Villa al mostrar una fotografía que guarda en su galería del teléfono en la antesala de la entrevista con Notimex, en la que se ve con el traje blanco y en posición de combate.
Es que hablar de Damián Villa Valadez es contar una historia llena de ilusiones y de ganas de sobresalir en un deporte en el que se lucha todos los días por ser el mejor, tal como en la vida misma.
Su madre, Patricia Valadez, le enseñó a sobreponerse de las adversidades, y es así como el deportista se ha abierto camino en este deporte, además todas sus victorias llevan una dedicatoria: a su madre fallecida en 2004.
Desde su llegada a México, Damián enfrentó siempre la incertidumbre de ser aceptado o no en la selección nacional, pues en Estados Unidos se encontró con la negativa de representar a esa nación, lo que lo llevó a emigrar al taekwondo mexicano.
Damián presume que el taewkondo lo lleva en la sangre, que es parte de su vida y de todos sus días, ya que cuando despierta lo primero que hace es recrear en su mente el gimnasio del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), en donde se ha forjado como uno de los rivales a vencer en los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014.
“Disfruto mucho, el primer entrenamiento es a las seis y media o siete de la mañana; por lo regular es acondicionamiento físico. Al medio día, viene lo técnico y táctico, más enfocado al taekwondo. Siempre lo disfruto mucho y ahora más que el equipo está unido”, confesó Damián, quien compite en la división menor a los 58 kilos.
La familia Villa Valadez es sinónimo de triunfo, tanto su padre como su madre Patricia, tuvieron la fortuna de vestir el uniforme de este deporte.
“Mi carrera deportiva la estoy llevando torneo por torneo, vamos evento por evento, de aquí hasta Río, y después vamos a ver qué sigue”, comentó el medallista de bronce en el Mundial de Puebla 2013, que no tiene prisa por consolidarse en unos Juegos Olímpicos.
Damián creció en Estados Unidos (Los Ángeles), en donde tiene una escuela de taekwondo que le brinda la satisfacción de ver a los niños practicar este deporte.
“Es una sensación muy padre, es la parte más importante de mi vida. Una gran parte de lo que soy se lo debo al taekwondo”, afirmó el deportista, quien pasó por los conocimientos del entrenador Julio Álvarez.
Con adopción poblana, Damián Villa, quien ingresó a la selección nacional en 2008, justo unos meses antes de los Juegos Olímpicos de Beijing, asegura que disfruta cada entrenamiento, que lo hace con pasión y siempre con la entrega para llegar a ser mejor.
“Un ejemplo es mi padre, quien fue seleccionado nacional, fue a un Mundial en el 85, fue bronce en Copa del Mundo en el 90, en el año que nací. Mi hermano Gustavo sigue en eventos internacionales y mi hermanita también ya está en el taekwondo”, compartió.
Aceptó que está en este deporte gracias a su padre, además de que “es algo que me gusta mucho, me gusta mucho tirar patadas, los deportes de contacto son de mis deportes favoritos, si no haría taekwondo haría box, pero no me gusta tanto que me peguen en la cara”.
Entonces, a un año tres meses de la clasificación olímpica, Damián señaló que aún hay tiempo para trabajar y cristalizar ese sueño de pasar a la historia de medallistas olímpicos en este deporte que inicio Víctor Estrada en Sydney 2000, a quien admira por ser uno de los mejores del país.
Por último, Damián Villa aseguró que si tuviera la oportunidad de volver a nacer, volvería a dirigir su destino hacia el taekwondo, pues no lo cambia por nada, ya que al tener a su padre como un ejemplo a seguir, aún tiene mucho que dar a este deporte en México.