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27, febrero 2017 - 18:32

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Ingeniero Rodriguez

SAN NICOLÁS DE LOS GARZA.- El castigo a Veracruz no fue justo. Así lo determinó Alejandro Rodríguez, presidente de los Tigres, quien dijo que la multa económica y el veto de un partido al Luis “Pirata” Fuente no fue una sanción razonable, luego de los actos de violencia que se dieron en el inmueble.

“Para nosotros lo más importante de todo este desagradable incidente, desafortunado para todos. Creemos que no se solucionó de fondo en cuanto a la seguridad de los estadios. Creemos que los acontecimientos fueron de tal magnitud que ameritaba un castigo equiparable al evento. En lo que vamos a insistir es en reforzar la parte de la seguridad de los estadios, el protocolo y el manejo de las masas”, dijo el directivo tras darse a conocer la sanción.

Para el “Inge” no se valoraron los hechos violentos y pidió que se garantice seguridad para los conjuntos en toda la república.

“El incidente sí fue grave. Estamos viendo que la resolución no se tomó con base en hechos, sino a promesas y lo que queremos es que todos los clubes y en toda la Liga se hagan realidad los protocolos de seguridad, porque viajamos a todos las ciudades”, mencionó.

BUSCARÍAN APELACIÓN

Alejandro Rodríguez indicó que analizarán la situación para evitar el castigo de Ricardo Ferretti, quien fue sancionado con dos partidos y más de 162 mil pesos. “Tenemos que ver primero el oficio que nos manden y medir nosotros si realmente tenemos los argumentos para apelar. Tampoco queremos ser el peleonero del barrio que trata de excusarse y decir yo no fui, sino ver realmente los argumentos que se tomaron”, explicó.

Además, justificó la reacción del técnico, quien sólo pidió que se hiciera algo para detener lo que sucedía. “Quiero insistir en la desesperación de nuestros jugadores y cuerpo técnico ante la masacre que se estaba dando. Es una reacción humana ante esta situación. En ningún momento es una agresión de ningún tipo, la angustia de lo que estaba sucediendo en las gradas te da la necesidad de estrujar y zarandear no fue con el ánimo de agredir o incomodar, era una reacción natural de un hecho desagradable”, declaró.