Como su primer día de clases.

Así fue el debut de Jaime Lozano al frente de Querétaro en el duelo ante Cruz Azul.

Y es que el estratega de Gallos llegó pulcro, con un traje negro y corbata del mismo color. Fue puntual y respetuoso.

En la banca fue saludado por el cuerpo técnico de La Máquina y por algunos fotógrafos que recuerdan su época como futbolista.

Pero por la emoción del primer día y como aquel niño que tiene ganas de hacer todo al mismo tiempo no pudo quedarse sentado ni un segundo.

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Desde el pitazo inicial se quedó ahí, sobre la línea que delimita el área técnica, con toda la intención de entrar al campo, pero consciente de que ya no puede hacerlo.

Jimmy, con su libreta en mano, se movía de un lado a otro, como si quisiera cambiarse y ponerse el uniforme una vez más. No podía hacerlo, pues tenía al cuarto árbitro, como si fuera la maestra, todo el tiempo sobre él.

Quizá por eso su molestia poco antes de que terminara el primer tiempo, en el que su equipo se vio claramente dominado por los cementeros. No planteó un juego defensivo, pero la marca y la insistencia de los locales echaron atrás a sus Gallos.