El partido de Pumas ante Guadalajara dejó un sabor de boca positivo para Juan Francisco Palencia. Sus declaraciones tras la derrota ante Chivas fueron muy claras: “Mi equipo jugó para merecer ganar. Quiero felicitar a los jugadores porque hicieron un gran partido. Estoy muy orgulloso de ellos”, afirmó el entrenador.

Pero la realidad es que a Universidad le faltaron variantes en el complemento. No solamente porque su mejor hombre fue el lateral izquierdo debutante, sino porque Nicolás Castillo se perdió en el complemento y Bryan Rabello se desconectó de Pablo Barrera y Jesús Gallardo en distintos momentos.

Es ahí donde comenzó la duda de Palencia. Por más que volteó a la banca no observó mucho. Los cachorros Alfredo Saldívar, Érik Vera, José Antonio García, Pablo Jaquez, Kevin Escamilla, Diego Barrón y Santiago Palacios no eran la respuesta que él esperaba.

La denominación que tienen los canteranos lo hicieron dejar fuera a otros como Alejandro Castro y Luis Quintana, además del lesionado Matías Britos.

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Y pese a que David Patiño le sugirió uno que otro cambio, Paco simplemente dijo “no” a los formados en fuerzas básicas.

El más impaciente fue Santi Palacios. Su juego pudo ser ese revulsivo que Rabello dejó de ser en el complemento. O tal vez Barrón y su velocidad pudieron abrir a la zaga rojiblanca.

La realidad es que Palencia no quiso mover sus piezas. Se dijo conforme con lo que mostró su escuadra, pese a que el resultado fue 2-1 a favor del rival.

Las dudas surgen. ¿Tiene Pumas como para competir en ambos torneos? La respuesta la darán en un semestre cargado de competiciones, donde la Liga MX y la Concachampions deben de ser objetivos de la directiva auriazul: Rodrigo Ares de Parga, Sergio Egea y José Luis Arce.