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2, enero 2017 - 12:30

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 Otro año sin Liguilla. El cuarto y quinto torneo de manera consecutiva para el Cruz Azul, que se ha convertido en un espectador de lo que los otros equipos hacen en la Liga MX. Han invertido millones en refuerzos sin resultados y la llegada de un tipo como Tomás Boy, que también quedó en fracaso.

El equipo cementero fue una montaña rusa en todo momento en el Clausura 2016. Derrotas, triunfos y algún empate por ahí marcaron el inicio de otro año complicado para este equipo, que ha sido duramente cuestionado desde su cabeza hasta los jugadores, a quienes se les achaca mucha de la responsabilidad.

El proyecto con Joffre Guerrón se convirtió en más problemas que soluciones para La Máquina y sus seguidores, quienes no tardaron en reprocharle al ecuatoriano su anarquía dentro del campo. Todavía duró otro torneo más, hasta no entrar en planes. Otro que aportó poco fue el español Víctor Vázquez, quien además de llegar al equipo tres jornadas después del inicio del Clausura, se desencantó muy rápido y las lesiones lo alejaron aún más.

Foto: Érik Estrella

El resultado final, otra Liguilla para ver por televisión en casa y con el reproche de aficionados que poco a poco comenzaban a perder la confianza que todavía guardaban para un grupo que ya no sentían tan cercano como antes. El Cruz Azul solamente hizo 20 puntos para quedar en la posición 14 y comenzaba a bajar en el cociente.

Para el Apertura 2016, la continuidad del técnico y la llegada de seis refuerzos, entre los que destacaban los campeones de América, Francisco Silva y Enzo Roco, daban la imagen de un equipo que podría romper con todas sus maldiciones. Pero la victoria no llegó sino hasta la jornada 6 y eso comenzó a tambalear las cosas para Boy y compañía. Después llegó el “Cubo” Torres, pero tampoco cambió el panorama.

Pero el torneo quedaría marcado por otro de los ridículos que la afición cementera no olvidará y que se presentó en el llamado clásico joven del Apertura 2016. Partido ante el América en el estadio Azul que los cementeros ganaban 3-0 después de los primeros 45 minutos. Éste lucía como un juego redondo para los dirigidos por Boy y una manera de acercarse a la redención con sus aficionados, quienes gozaban con ese primer tiempo.

Foto: Martín Montiel

Pero algo pasó en el descanso, algo cruzó los cables de los jugadores celestes, que el segundo tiempo se convirtió en un caos. Oribe Peralta fue el encargado de abrir la remontada para las Águilas, al 53’. Después vino un doblete de Silvio Romero (al 73’ y 89’) y el América se llevaría la victoria con tanto de Pablo Aguilar.

Un nuevo ridículo se presentaba de parte de los cementeros, quienes rebasaron la capacidad de asombro de propios y extraños y hacían de su futuro algo tan negro como lo que fue con el quinto torneo consecutivo sin clasificarse a la Liguilla.

El Cruz Azul se quedó sin posibilidades de finales después de perder ante el Puebla en el estadio Azul, en partido por la jornada 14, lo que además marcó la salida de Boy de esta institución, con cuya afición tuvo roces hacia el final de su proyecto.

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Los cementeros quedaron eliminados tres semanas antes del final de la fase regular de un torneo que se convirtió en otra pesadilla y por el que sus seguidores comenzaron a manifestarse con mayor fuerza en relación con la pobreza de resultados que han tenido.

Como si esto no fuera suficiente castigo para la institución, ahora se han colocado muy cerca de los últimos puestos de la porcentual. Es cierto que aún están lejos del sotanero Morelia, con 13 puntos de distancia, pero con tres derrotas consecutivas de los cementeros y tres victorias de los michoacanos o de cualquier otro involucrado, las cosas pueden dar un giro dramático. Ahora ha llegado Francisco Jémez, quien aunque es una incógnita ha levantado cierta esperanza de finalizar con la sequía, ya no solamente de títulos, sino de clasificaciones a la Liguilla.